Agua bendita

El anuncio de la llegada del Papa Francisco al país y su solicitud de documentación referida a la demanda marítima boliviana en la Corte Internacional de Justicia de la Haya (CIJ) contra el Estado chileno está alimentando los rumores de una eventual mediación papal.

Los exitosos resultados de la diplomacia vaticana para el restablecimiento de las relaciones cubano-estadounidenses parecieran alentar una mayor intervención de la diplomacia papal en los asuntos latinoamericanos. Particularmente el anuncio de la llegada del Papa Francisco al altiplano boliviano, posiblemente para el mes de julio, y la solicitud por parte del Papa de documentación referida a la demanda marítima boliviana en la Corte Internacional de Justicia de la Haya (CIJ) contra el Estado chileno, para obligar al gobierno chileno a sentarse a negociar una salida soberana al pacífico, está alimentando los rumores de una eventual mediación papal.

Durante el 2013 el gobierno de Evo Morales presentó ante la CIJ una demanda para obligar al gobierno chileno a sentarse a negociar. El canciller chileno Heraldo Muñoz cuestionó la jurisdicción de la CIJ para intervenir en asuntos que el gobierno chileno considera estrictamente bilaterales y rechazó de antemano la posibilidad de cualquier mediación en una tácita referencia a una posible intervención papal.

La demanda marítima boliviana cobró fuerza a raíz de los levantamientos populares del año 2003 que exigían la nacionalización de los hidrocarburos y el no paso del gas boliviano por territorio chileno. Posteriormente el gobierno de Evo Morales intentó establecer una agenda político-diplomática con Chile -conociendo su necesidad de energía-, basada en el slogan “gas por mar” con resultados infructuosos.

Bolivia perdió en la guerra del Pacífico (1879-1883) frente a Chile y capitales ingleses (que operaban en la producción de guano) su acceso al Pacífico y desde entonces las relaciones diplomáticas entre ambos estados se han visto interrumpidas salvo en momentos excepcionales como fue el período 1975-1978 con el denominado “Abrazo de Charaña” entre los dictadores Hugo Banzer y Pinochet.

Para el gobierno de Evo Morales, en un contexto en que la economía comienza a mostrar signos de desaceleración con la abrupta caída en los precios de los hidrocarburos además de la tendencia a la baja en los precios de los minerales y de la agroindustria, obtener una salida soberana al pacífico representaría la posibilidad no sólo de asegurar una reelección indefinida, sino y sobre todo, de obtener un puesto hegemónico en la historia de ambas naciones, además de permitirle lidiar con absoluta autoridad ante las crecientes tensiones sociales que la crisis económica amenaza desatar.