Desde fines de septiembre al 17 de octubre pasado Bolivia fue conmovida por una magnífica y multitudinaria irrupción de masas que, derribando a uno de los gobiernos más proimperialistas y represivos del continente, planteó con agudeza el problema del poder político.
El levantamiento de características insurreccionales no pudo ir más allá (en lo que cabe una responsabilidad política decisiva a las principales direcciones, que no hicieron nada por preparar política y organizativamente una salida obrera y popular y se alinearon detrás de la “salida constitucional”).
Sin embargo, Octubre marca claramente un antes y un después en la historia presente de Bolivia. Ese después, es el comienzo de un nuevo proceso comparable en profundidad y potencialidades a los grandes períodos revolucionarios que el país atravesó durante el siglo XX: la etapa que culmina en la revolución del 52, el “trienio revolucionario” de 1969-71 o el ciclo de intensa movilización que va de la derrota de la dictadura militar en 1982 a las Jornadas de marzo de 1985.
En esta perspectiva, Octubre debe ser estudiado como un “ensayo revolucionario” en el camino hacia enfrentamientos decisivos entre la contrarrevolución encabezada por el imperialismo y la revolución obrera y campesina.
René Zavaleta Mercado escribió sobre la importancia de “la crisis como escuela, porque sólo la clase que se ha preparado puede conocer en ese momento lo que ocurre” [1]. Tanto más ocurre con las crisis revolucionarias...
Como todo gran acontecimiento de la lucha de clases, el levantamiento de Octubre replantea los problemas de la teoría y la praxis marxista de una manera original y concreta. Anticipa además, de cierta manera condensada, al menos “en embrión”, los problemas que habrá de encarar y resolver el movimiento obrero y de masas en la nueva etapa histórica que se ha abierto.
Estudiar seriamente su desarrollo es más importante aún, porque este nuevo proceso de la revolución boliviana en los albores del siglo XXI, se inicia en condiciones históricas muy distintas a las que predominaron en la segunda mitad del siglo pasado, época en que el movimiento obrero y de masas boliviano forjó sus tradiciones de lucha y organización. Las enseñanzas de Octubre serán vitales en la preparación de los próximos combates y para abrir el camino al triunfo de la Bolivia obrera, campesina, indígena y popular.
Contribuir a este estudio es el objetivo de los artículos que presentamos en este Dossier.