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Bolivia vive jornadas revolucionarias.

¡Asamblea Popular, ahora, para poner en pie órganos de poder de las masas!


Que la COB, la CSUTCB, la FSTMB, el magisterio paceño, la FEJUVE y COR alteñas comiencen a dar pasos prácticos para la conformación de la Asamblea Popular sin más pérdida de tiempo. Combinado con la generalización, desarrollo y centralización de los Comités de autodefensa
 

Bolivia Vive Jornadas Revolucionarias -

Texto en Word de este artículo

Bolivia vive jornadas revolucionarias

En la noche del lunes 6 Mesa presentó su renuncia con el telón de fondo del levantamiento en marcha que horas antes tuvo una impresionante manifestación en el masivo Cabildo abierto de Plaza San Francisco. Pero este gesto no detuvo las movilizaciones ni fue suficiente para destrabar el impasse del poder burgués. Mientras El Alto y La Paz siguen completamente paralizados, el intento de instalar al Congreso en Sucre este jueves 9 para designar como sucesor a Humberto Vaca Diez ya ha provocado el “veto” de El Alto sublevado, y es considerado como una declaración de guerra por las masas.

Al calor de la inagotable movilización de los trabajadores, campesinos originarios y el pueblo pobre, comienzan a surgir los elementos de un poder dual embrionario. Entre tanto, la reacción burguesa intenta reagrupar fuerzas en el Oriente, lo que puede acelerar los tiempos del enfrentamiento, e incluso la posibilidad de una guerra civil. Bajo el velo de la democracia burguesa en “cortocircuito”, las tendencias a un enfrentamiento cada vez más abierto entre la revolución y la contrarrevolución van tomando cuerpo. No hay tiempo que perder, pues o las masas dan un golpe decisivo al régimen y abren el camino a su propio poder, o será la burguesía la que implementará una salida reaccionaria a la crisis nacional. ¡Alertamos una vez más contra las trampas y la traición! Hay que rechazar no sólo a un Vaca Diez, sino también la sucesión constitucional que propone Evo Morales y el MAS o un adelantamiento de elecciones que sólo serviría para ganar tiempo a la clase dominante. Hay que rechazar todo intento de desmovilizar con el argumento de los tramposos “diálogos” que propone la Iglesia.

El magnífico empuje de las masas insurgentes muestra que hay condiciones para asestar un golpe decisivo al campo burgués y desbaratar las conspiraciones de la reacción dentro y fuera del Parlamento. Y esto exige, como tarea inmediata y urgente, desarrollar el poder obrero y popular y la autodefensa de masas tras un claro objetivo político: el de la lucha por un gobierno de las organizaciones de las masas obreras, campesinas, originarias y del pueblo pobre que están a la cabeza de la movilización: la COB, COR y FEJUVE alteñas, FSTMB, sindicatos del magisterio urbano y rural, CSUTCB y sindicatos campesinos, etc., basado en una Asamblea Popular como órgano de poder que concentre la energía y combatividad de las masas y tenga autoridad política y material para luchar por el poder.

Un gobierno obrero y campesino así será el único que podrá garantizar la nacionalización del gas, la recuperación de la tierra, la autodeterminación de los pueblos originarios e incluso, el derecho del pueblo trabajador a ejercer sus aspiraciones democráticas en una Asamblea Constituyente revolucionaria. Sólo la toma del poder por los trabajadores, apoyados en la más amplia alianza obrera, campesina, originaria y del pueblo pobre puede abrir una perspectiva superadora del atraso, la miseria, la opresión y la entrega.

Parte I Al borde de un nuevo Octubre

La renuncia no detuvo el levantamiento de masas

Del discurso de renuncia de Carlos Mesa vale la pena destacar que las reiteradas acusaciones a “las movilizaciones, los bloqueos, la violencia” son un reconocimiento de hecho de que se va por la fuerza de la movilización, aunque permanezca en Palacio hasta asegurar la “sucesión constitucional” y ocultar que lo decisivo fue que lo acorralaron las masas.

En efecto, fue la imponente jornada de este lunes de proporciones revolucionarias, acompañada por la extensión de las movilizaciones y bloqueos en todo el país, lo que asestó el golpe de gracia a un gobierno agonizante desde hacía meses, desacreditado ante el pueblo trabajador, que ya no creía en sus engaños y promesas, pero incapaz de conformar y unificar al conjunto de las fracciones de la clase dominante.

El agotamiento del proyecto presidencial y de la propia figura de Mesa se hizo evidente en marzo, cuando por dos veces amenazó con irse, ante la crisis política y el embate de masas, Dijimos entonces que la crisis de marzo había sido el “febrero de Carlos Mesa”, es decir, el inicio de su agonía. El levantamiento de mayo ha sido su golpe de gracia.

La renuncia reconoce un hecho clave: el impasse burgués, transformado en una parálisis del poder político, con el virtual vacío de gobierno y la fractura del Congreso, la inacabable pugna entre las distintas alas de la clase dominante, que no logran “consensuar” un plan político pese a los esfuerzos de una Iglesia convertida en mediadora del “acuerdo de los de arriba” para enfrentar la insurgencia de los de abajo. El gesto presidencial busca destrabar y acelerar la negociación entre los “factores de poder” que permita superar el impasse burgués y hacer frente a la crisis revolucionaria. Pero por el momento este objetivo está lejos de haberse logrado y entre tanto, virtualmente no hay gobierno en La Paz.

El intento de imponer a Vaca Diez como presidente: una declaración de guerra a las masas

El presidente del Congreso, Hormando Vaca Diez (MIR) convocó a sesión del congreso para la mañana del jueves 9 en la ciudad de Sucre, en una maniobra que busca fortalecer al bloque de la derecha parlamentaria y los “cívicos” del Oriente y facilitar la conspiración burguesa lo más lejos posible de la volcánica erupción alteña. Según Vaca Diez, que al parecer cree tener suficiente apoyo para liderar un recambio por derecha en el gobierno, se trata de resolver primero la crisis política para luego “atender los conflictos sociales”. Este es el programa de la reacción, cerrar filas primero, en torno al propio Hormando como presidente para luego ver cómo derrotar al levantamiento.

Este llamado ya despertó el rechazo del MAS (aunque anunció en un primer momento que su bancada irá a Sucre) y despertó la oposición de la bancada paceña, que ha amenazado con declararse en huelga de hambre si el Congreso no se reúne en su sede habitual de La Paz. No puede descartarse que la convocatoria de Vaca Diez deba postergarse o fracase y por lo pronto, la fractura del Parlamento se mantiene y profundiza.

Aún cuando la sesión llegara a instalarse finalmente en Sucre cualquier decisión tomada en el Parlamento será vista con enorme desconfianza entre el pueblo trabajador. El previsible intento de imponer la sucesión de Vaca Diez (a favor del cual ya se pronunció el MNR y parecen inclinarse la burguesía cruceña y paceña y el “visto bueno” del imperialismo) será leído como una declaración de guerra por las masas. Ya El Alto “vetó” esta posibilidad. “Hormando presidente” podría terminar acelerando los tiempos del enfrentamiento entre las masas sublevadas, con su epicentro en El Alto y el Occidente, y la Bolivia burguesa que busca reagrupar fuerzas apoyándose en el polo reaccionario de los “cívicos” orientales. En este escenario, crecen los elementos de descomposición estatal y la probabilidad de una guerra civil sobre bases territoriales.

Por otra parte, llevar la línea de sucesión constitucional hasta el presidente de la Corte Suprema de Justicia como reclama el MAS (a lo que se ha sumado ADN) si bien puede ser más “potable” como engaño para las masas, exige superar la tenaz oposición de la derecha parlamentaria a ceder posiciones políticas.

Así, aunque el Parlamento logre reunirse en los próximos días, es poco probable que pueda llegar rápidamente a un acuerdo en la sucesión. Y aún una salida “más potable” sólo sería el principio de nuevas discusiones: ¿adelantamiento de elecciones como reclaman empresarios del Oriente y de La Paz? ¿elecciones generales o sólo para presidente y vice? ¿Y que ocurre con la elección de prefectos, el referéndum autonomista y la convocatoria a una Constituyente? Todas las disputas políticas que hasta ahora impidieron “unir a las dos agendas”, la de enero (es decir el programa autonomista de la oligarquía cruceña) y la de octubre (es decir, el programa de reacción democrática de Mesa, avalado por el MAS), siguen en pie. No hay una fácil solución política a la vista y la crisis, amenaza prolongarse manteniendo abiertas enormes brechas para una irrupción superior, insurreccional, de las masas.

Que el Alcalde paceño Del Granado, alineado con Mesa y uno de los inspiradores del centro burgués pro constituyente haya convocado a un “paro cívico paceño” tanto para presionar como para comenzar a movilizar a sectores medios para “compensar” la presión de las masas pobres, es expresión de estas enormes contradicciones.

Y por otra parte, aun cuando se avance en un acuerdo por arriba, sino está acompañado por concesiones a las masas aunque sea formales, que le permitan la MAS y las direcciones reformistas desmovilizar, corre el riesgo de ser ineficaz para frenar el levantamiento.

Por lo pronto, mientras el poder político estatal cruje y se disgrega, tienden a emerger dos polos antagónicos: el del reagrupamiento de la reacción en Santa Cruz y el d e las masas sublevadas con epicentro en El Alto-La Paz..

En este marco sigue planteado el peligro de una “salida de fuerza” de carácter bonapartista, pues como decíamos hace unos días: “El contenido de fondo es que ante la crisis revolucionaria, entre la presión de la derecha cruceña y el embate de masas, las instituciones y mecanismos de la democracia burguesa están colapsados, en “cortocircuito”. Esto pone cada vez más en el orden del día la necesidad de una salida por fuera del actual andamiaje político. Por izquierda, si las masas golpean decisivamente, puede darse un viraje frentepopulista con alguna combinación entre el MAS y sectores del personal político “progresista” o “patriótico” de la burguesía (salida que nadie quiere, ni siquiera el propio MAS). Por derecha, crece la necesidad de una “solución de fuerza”, bonapartista, que se ponga por encima de las clases en conflicto, para lo que todavía no hay ni consenso ni fuerza.” Entre tanto, las Fuerzas Armadas, la única institución que conserva cierta solidez en el ámbito nacional, se preservan como “garantes de la unidad nacional” mientras cosechan alabanzas de todos los sectores.

La rebelión crece

La insurgencia de masas es el factor más poderoso de la actual situación. Ayer lunes el multitudinario Cabildo abierto -se habla de cientos de miles de personas- no sólo fue una gran demostración de masas inaugurando una nueva semana de movilización, sino la confirmación de que estamos frente a un levantamiento que, con epicentro en El Alto, comenzó a “contagiar” a las masas de la Hoyada paceña y se está extendiendo paulatinamente a nivel nacional.

Esta mañana (martes 7), miles y miles de cooperativistas y mineros, gremiales, maestros, nuevos contingentes de campesinos llegados de diversas provincias paceñas, pobladores humildes de las laderas paceñas y jóvenes, volvieron a bajar hacia el Centro paceño. El estruendo de los petardos y los “cachorros” de dinamita acompañó la bajada desde El Alto y las barriadas populares. Esta vez, la represión policial impidió el desarrollo de la habitual concentración en San Francisco y los enfrentamientos entre la policía y los manifestantes se prolongaron durante toda la jornada, con numerosas detenciones y varios heridos. En la noche, los cooperativistas mineros, acompañados por otros sectores, se aprestaban a realizar una nueva marcha, esta vez con teas.

La ofensiva represiva del martes en La Paz marca un giro en la estrategia policial. Ante el fracaso evidenciado ayer en la estrategia de desgaste y contención, las fuerzas de seguridad están cambiando de estrategia, lanzando una ofensiva preventiva, para impedir que los manifestantes que llegaban por miles (cooperativistas y mineros de Huanuni, maestros, gremiales y campesinos de diversas provincias, etc.) se concentraran en la Plaza San Francisco para desde allí sitiar la Plaza Murillo, sede de los poderes ejecutivo y legislativo, donde la retaguardia era reforzada con contingentes de tropas militares. La carga policial para “reconquistar” San Francisco, acompañada de una feroz lluvia de gases, detonó prolongados enfrentamientos con los manifestantes que retrocedieron sólo para reagruparse en las calles adyacentes y mantener la presión sobre la policía, buscando agotarla y recuperar terreno. Entre tanto, decenas y decenas de detonaciones de “cachorros” y andanadas de piedras, a veces arrojadas con las “waraqhas” (hondas) campesinas, contestaba a los gases. La policía “tomó” varios camiones de las cooperativas decomisando cientos de cartuchos de dinamita y deteniendo a varios trabajadores y jóvenes, pero los enfrentamientos se extendían en las primeras horas de la tarde por todo el centro paceño. No han desaparecido los rumores de un eventual “estado de sitio” (aunque la posibilidad de imponer algo así sea verdaderamente remota por ahora) y el Ejército y la policía estarían orquestando un “plan Toledo” para comenzar a reabrir el aprovisionamiento de combustible, gas y alimentos a la ciudad de La Paz.

Entre tanto, es cierto que El Alto, tras el enorme despliegue de masas que protagonizó ayer, no ha “bajado” este día. Pero se movilizaron nuevos sectores, incorporándose además de los cooperativistas, mineros y campesinos arribados en la mañana, importantes franjas de trabajadores, gremiales, pobres que pueblan las laderas de la Hoyada. Y la enorme solidaridad del pueblo trabajador paceño se manifestó, al igual que en estas semanas de movilización permanente, en la asistencia a los marchistas con refrescos, con comida y hoja de coca. Los miles de manifestantes que han acudido a La Paz desde el campo y desde las minas han contado día a día con esta solidaridad desde los mercados y los barrios populares paceños que expresa una vez más las poderosas tendencias a la unidad obrera y popular.

Con epicentro en El Alto, como en Octubre del 2003, va tomando cuerpo un poder dual de las masas movilizadas, por ahora disperso, atomizado, espontáneo y de carácter territorial, que se refleja en el colapso de todos los poderes públicos y se expresa a través de la enorme autoridad de las juntas vecinales y de los sindicatos y organizaciones de base movilizados.Todas las medidas en El Alto son adoptadas tras intensas discusiones y un alto grado de democracia directa impuesta por la base. Una rigurosa disciplina ha sido implantada en todo el ámbito de la ciudad. Son de hecho las juntas las que ejercen la autoridad localmente. Ni un vehículo, ni siquiera una garrafa de gas desafía el poder territorial disperso para bajar a la Hoyada.

Mientras El Alto delibera y mantiene en fogatas y barricadas una tensa vigilancia, nuevas reuniones en FEJUVE y la COR discutían los pasos a seguir. Si bien en medio de una gran desconfianza se aceptó que Abel Mamani se reúna con la Iglesia, se condicionó el diálogo al mandato de presentar los reclamos alteños, ante todo el de nacionalización del gas.

Por otra parte, cierta descompresión en las durísimas medidas de bloqueo durante las próximas horas más que una “tregua” como imploran los alcaldes y la Iglesia, será un momento de descanso, tras más de dos semanas de paro y extrema tensión de todas las energías. “Velando las armas” entre dos fases del combate, para reaprovisionarse y reorganizarse. Así es sentido entre los vecinos radicalizados de esta urbe obrera y aymara. La determinación de varios sectores avanzados va en sentido de radicalizar aún más la lucha y “llevarla hasta las últimas consecuencias”.

Entre tanto, a nivel nacional, los bloqueos camineros que según la policía habían llegado a 78, hoy martes alcanzan ya a 108 y se extienden a prácticamente todo el país, incluso a Beni, zonas de Santa Cruz y el Chaco tarijeño. En Cochabamba se han instalado varios bloqueos urbanos y en Oruro y otras ciudades crece la movilización. En varias zonas se discute y prepara la toma de campos petrolíferos.

Se avanza hacia la paralización del país, tendiendo a hacer realidad la huelga general y el bloqueo nacional de caminos, como trasfondo y expresión del levantamiento insurreccional.

Evo Morales apuesta una vez más a “salvar la democracia”

En este marco de rebelión que crece y se extiende, el MAS propone una salida que sólo puede servir para frenar, dividir y desmovilizar. Evo Morales defiende la idea de la sucesión constitucional, encadenando a la renuncia de Mesa el pedido de que den sucesivos pasos al costado Hormando Vaca Diez y Mario Cossio, para que la presidencia recaiga en el titular del reaccionario poder judicial, Eduardo Rodríguez B. NO esta sólo en esta línea, Del Granado y Pepelucho Paredes (alcaldes de La Paz y El Alto, respectivamente) y el “centro burgués” pro-Mesa sostienen la misma política.

En realidad, esta postura no sólo es proburguesa, una salida dentro de un régimen que se cae a pedazos, sino que es lo más antidemocrático que pueda imaginarse. Según Evo, Vaca Diez (MIR) y Cossio (MNR) deben seguir respectivamente al frente de la Cámara de Senadores y de la Cámara de Diputados, permaneciendo el Parlamento actual, supervivencia completamente ilegítima del viejo régimen gonista, cuya composición política no tiene nada que ver con la realidad social y política actual del país. Y que es además, el centro de las conspiraciones y maniobras burguesas para burlar la voluntad de las masas y preservar a esta “democracia para ricos” enfeudada al imperialismo.

Por otra parte, esta propuesta encubre la oferta de retrasar y rediscutir la demanda de asamblea constituyente una de las banderas del propio MAS y que diversos sectores, sobre todo campesinos y de los pueblos originarios, levantan en las movilizaciones. Es decir, va contra el ejercicio de los más elementales derechos democráticos del pueblo trabajador, de intervenir en la decisión de quién ha de gobernar el país, y de las aspiraciones a hacer pesar sin más dilaciones su voto en una Constituyente verdaderamente libre y soberana.

Es cierto que el MAS ensayó en los últimos días un giro a la izquierda, permitiendo finalmente ayer la salida al bloqueo en el Chapare y otras zonas donde dirige, con gestos como el de proponer un decreto de nacionalización del gas, reconociendo demagógicamente que “nosotros pedíamos el 50% pero el pueblo ahora exige el 100%”, hablando de que hay una “guerra de ricos contra pobres” y otras frases en un discurso más nacionalista, pero esto al servicio de dos objetivos.

El primero, reubicarse ante la movilización, donde la radicalización del proceso alteño ha quebrado la hegemonía política que pretendía ejercer el MAS, sobrepasándolo categóricamente al levantar el planteo de nacionalización de los hidrocarburos y cuestionando al régimen -Presidente y Congreso, cuya permanencia el MAS defendía tercamente.

El segundo, presionar ante una burguesía que se niega rotundamente a hacer concesiones políticas mínimas, como que Vaca Diez de un paso al costado o se acepte una convocatoria a la asamblea constituyente.

Es posible que la cerrada negativa de la derecha a conceder algo más, obligue a Evo y la MAS a ir más lejos de lo que quisiera en su política de presión, pues por ahora se le hace muy difícil justificar ante los sectores movilizados su política de freno y conciliación. Esto podría ser aprovechado por las masas para una mayor ofensiva, pero hay que alertar una vez más en que estos gestos y virajes están al servicio de una política consistentemente reformista.

Todo, para en nombre una vez más de la “defensa de la democracia”, sostener con todas sus fuerzas la continuidad del régimen burgués, contra el levantamiento de masas que repudia con creciente fuerza no sólo al renunciante Mesa, sino también la Congreso. ¡Cuando el nuevo levantamiento de masas retoma la tarea inconclusa en Octubre, de demoler hasta los cimientos al reaccionario régimen de la “democracia para ricos” neoliberal y enfeudada al imperialismo, Evo la defiende a rajatabla!
Si esto fracasa, y aunque por ahora no sea su política, Evo Morales y el MAS fieles a su estrategia reformista de conciliación de clases con la burguesía, serán los encargados de organizar el “frente popular”, subordinando al movimiento de masas insurrecto a sus acuerdos con la “sombra de la burguesía”, esto es, con los figurones y figurillas “progresistas”, militares “patriotas”, curas y abogados, cuya tarea es impedir que las masas traspasen los límites del orden burgués y aplasten a la reacción proimperialista.

La impotencia de los supuestos “radicales”

Es un hecho que el movimiento alteño ha desbordado y cuestionado por izquierda a la política conciliadora de Evo Morales. De esto se quejan los propios dirigentes masistas. Lamentablemente, ni los dirigentes de la COB ni otras corrientes con algún peso, desde los restos del MIP a Roberto de la Cruz, pese a sus discursos más radicales, tienen una política verdaderamente distinta.

Esto se desnudó una vez más en el cabildo abierto del lunes 6. Allí, frente a la imponente concentración de más de cien mil personas, los dirigentes de la llamada ala radical, desperdiciaron una gran oportunidad para avanzar en el movimiento, fijando un norte político claro e independiente, y concretando la propuesta de una asamblea popular, aunque ésta estuvo en varios discursos, más como amenaza que como propuesta.
Como hemos dicho más de una vez, nos ubicamos en el terreno de la COB y la defendemos de los cínicos ataques de los medios de prensa y TV, creemos que la COB está llamada a jugar un gran papel si se pone al frente de la convocatoria a una genuina asamblea popular. En este sentido, estamos dispuestos a apoyar todo paso progresivo que de la dirección cobista. Pero lamentablemente, hay que insistir en la crítica a los dirigentes que, como Jaime Solares, apuestan a que de algún lado surja un militar “patriota” en cuyo apoyo jugar la fuerza de las masas. Las apelaciones a una convergencia “cívico-militar” con el argumento del ejemplo chavista, desarman frente a una eventual intentona militar y son el discurso para preparar una salida de “frente popular a la ecuatoriana”. Hay que recordar que en Ecuador, el 21 de enero del 2000 un levantamiento indígena y popular llevó al poder fugazmente a una junta encabezada por el Cnel. Lucio Gutiérrez, el mismo que tras ganar las elecciones hace un par de años con el apoyo de todo el indigenismo y la izquierda reformista ecuatoriana, se desenmascaró prontamente como agente del imperialismo y acabó derribado por la protesta de masas hace tan sólo unas semanas.

Por el contrario, para “no rifar el movimiento” como en Octubre, como decía un compañero alteño, contra el “partido de las reformas democráticas” que encabeza Evo y contra el “partido del frente popular con los militares” es preciso poner en pie el “partido de la Asamblea Popular y el gobierno obrero y campesino”.

Parte II Tres ejes claves de un programa para vencer

1º ¡Asamblea Popular, ahora, para poner en pie órganos de poder de las masas!

El embrionario poder dual que está surgiendo en El Alto y al calor de las masas movilizadas debe ser desarrollado, extendido y centralizado. Se trata de que las masas tomen en sus propias manos no sólo las tareas de la actual lucha, sino todas las que surgen de los problemas cotidianos y urgentes del pueblo trabajador.

No podemos menos que saludar que varios sectores se hayan comenzado a manifestar por una Asamblea Popular. La Federación de mineros se ha pronunciado en este sentido: "Debemos convocar a los movimientos combatientes a ser parte de la Gran Asamblea Popular Nacional que desplace al actual Parlamento corrupto y neoliberal". El compañero Miguel Zubieta, de la FSTMB, reiteró esta propuesta ante el multitudinario cabildo abierto del lunes. Del mismo, a propuesta de la COB, salió el llamado a una reunión en la Casa Social del maestro donde asistieron varios sectores, algunos de importante papel en las movilizaciones actuales, como los mineros y el magisterio paceño, encabezado por Wilma Plata (POR).

Esto refleja que la consigna de una Asamblea Popular se está abriendo paso entre sectores avanzados del movimiento de masas, no sólo entre los mencionados, sino también en sectores combativos de las juntas vecinales alteñas, entre la vanguardia de la UPEA y posiblemente, en otros escenarios.

En la memoria histórica, esta consigna remite a la Asamblea de 1971, conformada en torno a la COB y que surgía como un embrión de órgano de poder, si bien deformado por la nefasta política reformista y burocrática de Lechín y el PCB. No es casual que la sola idea de la Asamblea Popular, al recrear el fantasma de un poder dual, provoque el odio y el temor entre la burguesía. Hormando Vaca Diez en persona salió a atacar la propuesta de una Asamblea Popular, deslziando amenazas contra los “radicales”.
Pero no basta con lanzar la idea. Es necesario que la COB, la CSUTCB, la FSTMB, el magisterio paceño, la FEJUVE y COR alteñas comiencen a dar pasos prácticos para la conformación de la Asamblea Popular sin más pérdida de tiempo. Se trata de pasar de las palabras a los hechos.La conformación de un “Comando Político” o “Comando revolucionario”, incorporando a los distintos sectores movilizados y a las fuerzas política de izquierda, puede servir si no es uno más de los acuerdos de dirigentes conformados en el último tiempo y que en nada han contribuido a unificar y coordinar la movilización. Su tarea central debería ser sin duda el convocar a la constitución de una Asamblea Popular y pronunciarse claramente por la plena independencia de clase frente a cualquier salida política burguesa y por un gobierno obrero y campesino.

Es así como podrá evitarse que esta consigna de extraordinario valor práctico para responder a las tareas urgentes del movimiento sea vaciada de contenido y desacreditada ante la vanguardia.

Estas primeras discusiones son un paso adelante, pero no basta la presencia de 30 o 40 dirigentes. No se trata de “proclamar” la asamblea popular en una reunión, como puede ser una ampliado de la actual COB, que no tiene ni la sombra de representatividad que en 1970. Esto, además, sería sectario y burocrático hacia los movimientos que pesan decisivamente en la lucha, como las juntas vecinales y los campesinos. Por otra parte, una actitud de este tipo sólo le dará argumentos a los enemigos de una Asamblea Popular, a quienes como el MAS o Abel Mamani no quieren que surja ningún tipo de frente único de masas que condicione sus maniobras. Por eso:

La Asamblea Popular hay que construirla de abajo a arriba. A nivel zonal, regional y departamental, para centralizar efectivamente en una Asamblea Popular nacional. Es necesario comenzar donde las condiciones son más propicias, así nada impide la inmediata convocatoria a una asamblea popular alteña, integrada con representantes de todas las juntas vecinales, de todos los sindicatos y gremios, de los estudiantes secundarios y de la UPEA, con participación de representantes de las corrientes políticas obreras, campesinas y originarias. Asimismo, los mineros deberían tomar la iniciativa de Asambleas Populares en Huanuni y otros distritos. Sin duda un ejemplo de esta naturaleza correría como pólvora encendida y sería imitado en muchos lugares.

La Asamblea Popular hay que construirla según el principio de la democracia directa, con delegados de base, electos en asamblea y con mandato, revocables en cualquier momento, representando a cada fábrica, mina, barrio popular o comunidad, teniendo también representantes las corrientes políticas obreras, campesinas y originarias.

Es así como la Asamblea Popular podría erigirse en el frente único de todas las masas obreras, campesinas, populares y originarias, soldando la alianza entre los explotados del Occidente y el Oriente del país y oponiendo así un poder efectivo a los elementos de desintegración nacional que atiza la derecha cruceña. Permitiría tambiéntrabajar sobre la base del Ejército,tropaysuboficiales, para desbaratar las conspiraciones golpistas de la casta de oficiales.

La Asamblea Popular debe dar forma y expresión a un poder de las masas trabajadoras de la ciudad y del campo, opuesto al debilitado poder estatal de la burguesía para abrir el camino a una salida revolucionaria, obrera y campesina.

Por eso, al mismo tiempo y como parte de la lucha por responder a las tareas del momento desde una estrategia de poder obrero y campesino, es necesario impulsar, junto a las organizaciones de masas existentes, como juntas vecinales, sindicatos, y organizaciones campesinas:

Comités de abastecimiento del pueblo pobre: la prolongación de la lucha plantea como una tarea urgente que ninguna familia trabajadora carezca de alimentos, de atención médica y demás necesidades básicas. Para enfrentar las dificultades de una lucha que demanda la paralización general del país, es preciso organizar Comités de abastecimiento del pueblo pobre en barrios populares y comunidades, coordinando con las juntas vecinales, los gremiales, organizaciones campesinas, etc., vigilando todo intento de especulación con el hambre del pueblo, fiscalizando las existencias de alimentos, coordinando con los trabajadores de la industria alimenticia, etc.

Comités de trabajadores en las empresas capitalizadas, para preparar su ocupación y mantención en funcionamiento bajo control obrero. Pero también, Comités de trabajadores en todas aquellas empresas donde no hay sindicato o, donde habiéndolo, los actuales dirigentes mantienen la “paz social” con los empresarios, impidiendo que los trabajadores fabriles y de los servicios se sumen a la movilización. Por ello, hay que imponer la democracia obrera más amplia en todos los sindicatos, expulsando a los dirigentes traidores y desarrollando a los sindicatos de base en una expresión del poder d elos trabajadores en fábricas, talleres, minas y empresas.

2º Autodefensa de masas y armamento popular

La generalización, desarrollo y centralización de los Comités de autodefensa es una tarea central e impostergable. Como muestra la represión del lunes y martes, y la perspectiva de mayores ofensivas represivas, posibles amenazas golpistas o estallidos de guerra civil, hay que proceder a la masificación de la autodefensa.

Por si hiciera falta, las “hazañas” fascistas de la Juventud Cruceñista contra marchistas campesinos y los todavía tímidos llamados en la Zona Sur de La Paz para organizar a la “juventud dorada” de la burguesía, son un síntoma que no puede ser desatendido.

Varios ampliados de las juntas vecinales y de los sindicatos subrayaron en estos días esta necesidad. Hay que generalizar la formación de piquetes y comités de autodefensa en todas las organizaciones de masas, en todos los puntos de bloqueo y en las barricadas que comienzan a formarse. Con piedras, molotovs y cachorros no alcanzará para enfrentar un zarpazo asesino como los de Octubre. La situación misma exige iniciar el armamento popular. Para ello, hay que desarrollar y centralizar los comités de autodefensa ligados a las organizaciones sindicales y de masas, en el camino de verdaderas milicias obreras y campesinas.

Esto, combinado con una política para ganar a la base de las tropas y a los suboficiales, llamándolos a no obedecer las ordenes represivas o golpistas de sus jefes, a organizarse y romper la ciega obediencia. Ya la asociación de padres de conscriptos en servicio militar se pronunció contra toda posibilidad de que sus hijos sean enviados a reprimir y masacrar a su hermanos. Este elemento muestra que la intuición e iniciativa popular son enormes también en este campo.

Hay que dividir las instituciones armadas para paralizar su poder de fuego, y para esto, no basta con los llamados a confraternizar y no reprimir, es necesario el armamento del pueblo movilizado. Nada es más funesto en este momento que los llamados a confiar en el supuesto patriotismo de la oficialidad militar y policial que pregonan el Mar. Vargas y algunos dirigentes sindicales.

3. Por un gobierno de las organizaciones obreras y campesinas que encabezan la lucha

Entre las masas alteñas y otros sectores cobra fuerza el rechazo al régimen. El repudio a Mesa y al Parlamento eran consignas cada vez más populares en las movilizaciones, así como la de un gobierno obrero y campesino o un gobierno de las mayorías nacionales. Ahora ya crece el rechazo a una posible sucesión presidencial con Vaca Diez o Cossio. Estas demandas y el rechazo a todas las maniobras de sucesión política en los marcos del régimen burgués deben encontrar expresión clara en la lucha por un gobierno de las organizaciones obreras y campesinas, originarias y del pueblo pobre en lucha. Está planteada la exigencia de que la COB, la CSUTCB, la COR y FEJUVE alteñas, la FSTMB, la CSUTCB y demás organizaciones que encabezan la movilización y son expresión de los trabajadores, los campesinos, los oprimidos y explotados pueblos originarios, el pueblo pobre y trabajador de las ciudades, se encaminen hacia la toma del poder, basándose en la construcción de la Asamblea Popular.

Un gobierno de los trabajadores y campesinos es el único gobierno que podrá garantizar la nacionalización del gas y demás demandas de los trabajadores, campesinos, pueblos originarios y sectores humildes de las ciudades, incluso, su derecho, si así lo quieren, a una asamblea constituyente verdaderamente libre y soberana, conformada según su propia voluntad, vale decir, una Constituyente revolucionaria.

Aun cuando en lo inmediato no se logre impedir un recambio burgués, la lucha por el gobierno obrero y campesino permitirá fijar un programa político claro e independiente a la movilización de masas.

Por un bloque de quienes realmente estén por la Asamblea popular y el gobierno obrero y campesino

Ninguna de las direcciones de peso nacional levanta una política de clase, a la altura de la determinación de lucha mostrada en las calles, para derrotar a la reacción proimperialista y para llevar al triunfo a este nuevo Octubre que se está gestando en los actuales acontecimientos.

Sin embargo, hay miles de dirigentes combativos de las organizaciones de base y de luchadores dispuestos a hacer todo lo necesario para vencer, que se expresan en los ampliados de FEJUVE y en la COR, así como en otras reuniones sindicales y de las juntas vecinales donde participa la base. Son los llamados a reagruparse para dar esta pelea al interior de los sindicatos, imponiendo la más amplia democracia obrera, planteando propuestas para la movilización como las que presentamos en esta nota, tomando en sus manos la lucha por una Asamblea Popular y por un gobierno obrero y campesino. ¡Impulsemos un bloque para pelear por estas posiciones en las distintas instancias sindicales y de lucha!

Este es el camino para comenzar a sentar las bases de una nueva dirección obrera revolucionaria al frente de las organizaciones de masas, armada con una estrategia de poder obrero y popular.

Este es el camino para superar definitivamente el problema político fundamental, el carácter reformista, conciliador, de las direcciones mayoritarias, que como en Octubre, está conspirando contra las posibilidades de aprovechar la crisis revolucionaria para asestar un golpe decisivo al régimen burgués, quebrar sus instituciones fundamentales, dividir a los aparatos represivos y abrir plenamente una fase directamente revolucionaria, de lucha abierta e inmediata por el poder.

Para eso, es preciso y urgente construir un partido de los trabajadores, socialista y revolucionario. Desde Palabra Obrera, sin ningún sectarismo, apoyamos todo paso progresivo en este camino y ponemos nuestras modestas fuerzas al servicio de esta tarea.

Eduardo Molina -
La Paz, 7 de junio de 2005.



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