Temeroso de que la “inestabilidad política” boliviana se contagie a los países vecinos y cunda el ejemplo de la lucha contra las transnacionales, el imperialismo busca cómo reforzar la presión y la ingerencia en nuestro país.
En la reciente Asamblea General de la OEA (Organización de Estados Americanos), Estados Unidos trató de imponer, una nueva política de “monitoreo” de las “democracias de latinoamericanas”, lo que le facilitaría una intervención más directa ante crisis políticas y levantamientos de masas como en Bolivia o Ecuador. Aunque por ahora no tuvo éxito, sus “preocupaciones” son compartidas por los gobiernos capitalistas vecinos, como el de Chile, Brasil o Argentina.
Lula, Kirchner y Chávez, contra los obreros y campesinos de Bolivia
Los gobiernos “progresistas” como el de Lula en Brasil o Kirchner en Argentina hablan a veces de “unión sudamericana”, pero muestran su verdadera cara proimperialista al actuar en Bolivia como abogados de “sus” intereses petroleros -Petrobras y la española Repsol- y defensores del orden semicolonial en la región. Durante la reciente crisis enviaron emisarios a La Paz y presionaron por todos los medios para evitar un mayor avance revolucionario de las masas en Bolivia, apoyando la subida de Rodríguez. Hace pocos días se reunió con éste en La Paz, a manifestarle su apoyo y presentar sus “recomendaciones”, el ex presidente argentino y funcionario del MERCOSUR, Duhalde. Pero Lula y Kirchner no estuvieron sólo en esta tarea, el presidente venezolano, Chávez, felicitó la “continuidad democrática” asegurada en Sucre con el nombramiento de Rodríguez
Según el diario argentino Clarín (11/06) “Chávez jugó su influencia personal con Morales a instancia de lo que sugirieron los enviados brasileño y argentino., jugando .un papel importante y positivo en la resolución de esta etapa de la crisis institucional que facilitó la designación del jurista Eduardo Rodríguez Veltzé como presidente”.
Esto demuestra que más allá de sus discursos, los gobiernos capitalistas de la región, desde Lagos a los progresistas Lula y Kirchner o el “bolivariano” Chávez, están dispuestos a unirse para impedir que los obreros y campesinos de cualquier país se subleven contra las transnacionales y tomen en sus manos su propio destino.
Lejos de confiar en estos “amigos de Bolivia” como recomiendan Evo Morales y otros reformistas, los obreros y campesinos de Bolivia necesitamos estrechar filas con los obreros y campesinos de toda América Latina en la lucha común contra el imperialismo y todos sus agentes locales, hasta hacer realidad la unidad económica y política de nuestros países, en una Federación de Estados Socialistas de América Latina.