Lamentablemente, los compañeros del POR se oponen a la lucha por un IPT. En el Encuentro de organizaciones sociales y políticas de El Alto el 10 de mayo, aunque no se pronunciaron sobre nuestra propuesta de exigir el adelantamiento del congreso de la COB, salieron a enfrentar el planteo de un IPT realizada por nuestra organización, contraponiéndole la demanda de “gobierno obrero y campesino” como la clave.
Indudablemente que la consigna de “gobierno obrero y campesino” es fundamental cuando la cuestión del poder está a la orden del día. Sólo podrá materializarse, si ante un desmoronamiento del Estado burgués y sus instituciones, la clase obrera y el movimiento de masas son capaces de poner en pie organismos de frente único, como los soviets, la COB en el ‘52 o una verdadera Asamblea Popular (retomando y profundizando la experiencia del ’71). Pero esto aun no es suficiente, es necesario que en el periodo previo el proletariado se haya dotado de un genuino partido revolucionario con influencia de masas que pueda acaudillarla a la conquista del poder. Ese partido no existe hoy. Las organizaciones trotskistyas no tenemos una amplia influencia y autoproclamarse “el” partido no resuelve en nada el problema.
La lucha por construir un genuino partido revolucionario, es decir un partido guiado por los principios del internacionalismo obrero militante, por los fundamentos del socialismo científico, y anclado en la clase obrera no solo “como programa” sino también como sujeto de “carne y hueso”, implica la obligación de recurrir a diversas tácticas para ayudar a la vanguardia obrera a avanzar y fusionarse con el marxismo. Recordemos las recomendaciones del gran revolucionario ruso León Trotsky, que le sugería a los trotskistas norteamericanos impulsar la formación de un Partido de Trabajadores, ya que el proletariado no tenía expresión política propia y si se rompía con la influencia de los partidos burgueses y la clase obrera comenzaba a actuar en forma diferenciada, se ampliaría enormemente el terreno para pelear por las ideas de ese partido revolucionario.
En ese espíritu, los trotskistas de la LOR-CI, que combatimos por un partido revolucionario de la clase obrera, creemos que si los trabajadores comienzan a discutir la necesidad de organizarse políticamente y poner en pie un IPT, se podrá avanzar más fácilmente en el reagrupamiento revolucionario de la vanguardia obrera.
Al mismo tiempo, será una obligación de los trotskistas participar de ese proceso, para alentar sus tendencias más progresivas y combatir a la burocracia reformista y a los arribistas que tratarán de desviarlo según sus propios fines.