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Editorial

¡Pelear por una salida obrera independiente!


Frente al revocatorio
 

Luego de imponer las cuatro consultas por los estatutos autonómicos en la “media luna”, el 29 de junio la derecha se anotó otro triunfo electoral con la elección de Sabina Cuellar (ex masista) como nueva Prefecta de Chuquisaca.
Sin embargo, y a pesar de su fortalecimiento, el frente de la oposición proimperialista muestra divisiones sobre cómo aprovechar el debilitamiento del MAS, que a su vez expresan diferencias más profundas en torno a la reorganización del Estado y el régimen, entre autonomistas del Oriente, sectores burgueses del Altiplano como UN o “Pepelucho” Paredes y camarillas neoliberales como PODEMOS, el MNR etc., que buscan preservar su espacio político frente al ascenso de los “cívicos”.

Aunque los prefectos autonomistas agrupados en la CONALDE plantearon el adelantamiento de elecciones generales, con la idea de desplazar de una vez a Evo Morales del gobierno nacional, la oposición parlamentaria representada por PODEMOS con mayoría en el senado habilitó el referéndum revocatorio del 10 de agosto, dividiendo a la CONALDE, que ahora retrocede con todos los prefectos salvo Manfred Reyes Villa, aceptándolo.

En el revocatorito se jugará la continuidad o no de los mandatos del presidente y los prefectos (debiendo irse a elecciones en 90 días para aquellos puestos que reciban más votos negativos que los que los recibidos en los comicios de 2005).

El correspondiente proyecto de ley presentado por el MAS hace meses fue retomado y aprobado en el Senado por PODEMOS, aunque ahora discuten modificar los términos del mismo para hacerlo más favorable a los prefectos, ya que en el “revocatorio” el MAS intentará plebiscitar la continuidad de Evo y hacer caer a un par de prefectos opositores, para mejorar la relación de fuerzas e intentar luego un nuevo “diálogo nacional” con mediación de la Iglesia, la OEA o los “países vecinos”, para buscar por enésima vez la concertación con la reacción proimperialista.

Las consecuencias de la estrategia masista de conciliación
Muchos comentaristas señalan que en sólo dos años y medio, el gobierno de Evo Morales, que había subido con el 54% de los votos, pasó a estar jaqueado por una derecha fortalecida y que domina más de la mitad del país desde las prefecturas.

El viraje reaccionario se debe ante todo a la propia estrategia del MAS de colaboración de clases con la burguesía para concertar tibias “reformas democráticas” a través de la Asamblea Constituyente, sin dar respuesta real a las demandas obreras, campesinas y originarias. Así, mientras contuvo con todas sus fuerzas la lucha de las masas por el salario, el trabajo, la tierra y el territorio, el MAS desvió la demanda de nacionalización a la firma de nuevos contratos con las petroleras y preservó la gran propiedad de la tierra, las minas y empresas y la permanencia de las transnacionales.

La oposición burguesa sacó todo el partido posible de los acuerdos y concesiones que le hizo el MAS, encontrando en el autonomismo departamental una bandera donde encubrir sus objetivos reaccionarios detrás de viejos sentimientos regionales, mientras recuperaba base social y fuerza política montándose en el giro conservador de la pequeña burguesía urbana.

Entre tanto, el MAS frenó toda respuesta de masas a la ofensiva derechista y las agresiones de sus grupos de choque, como después de la humillación a decenas de campesinos en Sucre el 25 de mayo: allí impidió que se iniciará un bloqueo de caminos como respuesta y llamó de hecho a “ofrecer la otra mejilla” a los provocadores racistas ¿podría sorprender el posterior triunfo electoral de la derecha?

Sin embargo, habría fuerzas y disposición en el movimiento de masas para enfrentar a la reacción, como lo demostraron los cabildos del 4 de mayo, la gran movilización contra la Embajada yanqui y las decenas de conflictos sectoriales que se vienen dando sin pausa en los últimos meses. Además, los altos índices de abstención en los referéndums departamentales y que el MAS haya retenido en Chuquisaca un 42% de los votos, muestran que los cívicos no tienen tan segura su propia posición.

Pero las direcciones de la COB, COR y FEJUVE alheñas, CSUTCB, etc., colaboran con el gobierno para impedir que las masas entren en escena, limitándose a algunas demostraciones sin continuidad, funcionales a la política del gobierno y para “descomprimir” sin preparar la movilización general que haría falta.

Hay que preparar una contraofensiva obrera, campesina y popular

La fuerza latente de las masas y las divisiones en la derecha muestran que sería posible cambiar el rumbo de la crisis política, pero no la derrotaremos con simples papeletas. Hay que convocar ya al Congreso de la COB, con la más amplia participación de bases (mandatos de asamblea, voz y voto para los sindicatos de base, etc.) para que discuta cómo preparar la contraofensiva de masas, adoptando un programa de acción que una la lucha contra la derecha (en primer término, impulsando comités de autodefensa en los sindicatos y organizaciones de masas), con la lucha por el salario y contra la carestía de la vida (comités de control popular del abastecimiento, nacionalización de las empresas que especulen, etc.) y las demandas campesinas, indígenas y populares (como la tierra y el territorio).

Esa lucha es inseparable de una perspectiva política independiente, y por ello hay que imponer la puesta en marcha de las resoluciones de anteriores congresos cobistas para constituir un Instrumento Político de los Trabajadores, basado en los sindicatos y con la más amplia democracia obrera como instrumento de independencia de clase.

Ese Congreso debe ser el primer paso para comenzar a preparar política y organizativamente la formación de una Asamblea Popular, que uniendo fuerzas para derrotar a la reacción e imponer los reclamos obreros y populares, abra el camino hacia el gobierno obrero, campesino y popular, única salida de fondo a la enorme crisis nacional.

Por una posición obrera independiente

El antidemocrático mecanismo del referéndum pretende encerrar a los trabajadores y el pueblo en dos opciones: o con la derecha proimperialista o con el gobierno.
Los socialistas revolucionarios defendemos la necesidad de que se exprese una posición política independiente, de clase, pues los trabajadores, campesinos y pueblos originarios necesitan las manos libres para enfrentar a la reacción, y esto significa romper la subordinación política al gobierno.

Mientras estamos en la misma trinchera contra los ataques de la reacción y el imperialismo, denunciamos al gobierno por la colaboración y pactos con los representantes de los empresarios, terratenientes y transnacionales, explicamos pacientemente su rol al servicio del orden burgués y llamamos a no depositar ninguna confianza política en el gobierno. El “apoyo crítico” que algunos sectores propugnan sólo sirve para confundir y ayudar a mantener el control del MAS sobre los sectores avanzados que comienzan a cuestionar su política.

Desde esta posición de defensa consecuente de la independencia de clase, decimos:

Ante el referéndum del 10 de agosto, pactado entre el MAS y PODEMOS, llamamos a votar por NO en las prefecturas, para que se vayan todos los prefectos reaccionarios. Llamamos a votar en blanco a presidente, pues darle el Sí a Evo sería decirle sí a la política de conciliación con los terratenientes, empresarios y transnacionales que ha fortalecido a la derecha.

Es urgente poner en pie un polo de clase, al servicio de la lucha y por la independencia política, impulsando la construcción del IPT, pues es necesario que la clase obrera se dote de una política de los trabajadores para construir la alianza obrera, campesina, indígena y popular y pelear por su propia salida.

Llamamos a los sindicatos combativos, a las organizaciones campesinas y originarias que quieren luchar, a las organizaciones estudiantiles y juveniles y a la izquierda obrera y socialista a impulsar un bloque para tomar la iniciativa en la pelea por estas propuestas.

Por Eduardo Molina
LOR-CI



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