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La burocracia cobista y de las Confederaciones y federaciones, apoyándose en la disciplina sindical, llevaron a la manifestación de los trabajadores a los pies del Palco presidencial, enterrando por el camino todo reclamo salarial, por la estabilidad laboral o por el triunfo de los distintos conflictos que se han venido produciendo últimamente.
La unidad por arriba de las cúpulas burocráticas de la COB y el CONALCAM detrás del Gobierno no es para fortalecer la lucha por las demandas obreras, campesinas y populares ni para enfrentar realmente a la derecha y los grupos fascistas, sino que está al servicio de la política de pactos y acuerdos entre el MAS y los representantes de los empresarios, los terratenientes y las transnacionales, dentro y fuera del Parlamento.
Con razón el “entendimiento COB-CONALCAM” fue festejado por el oficialismo, pues le hace posible un mayor control sobre el movimiento obrero en un momento en que las dificultades económicas pueden comenzar a generar descontento y conflictos laborales, que puedan cuestionar la política económica oficial, pro empresarial y de acuerdos con las transnacionales, manteniendo bajos salarios y dejando correr los despidos y cierres de empresas. ¡En estos mismos días el gobierno se reúne con las cámaras empresariales para discutir en común una “agenda anti-crisis”!
Claro que de todo esto nada podía decir Pedro Montes, el actual ejecutivo cobista, que inició su discurso en el palco oficial con un “saludo revolucionario al compañero presidente, Evo Morales, al compañero vicepresidente, a los Comandantes del Ejército y la Policía...” para llamar también él a “defender la unidad nacional”. Tuvo tiempo de atacar a quienes lo critican por alinearse con el MAS, pero aunque parezca increíble no se acordó siquiera de mencionar los bajos salarios, la falta de empleo, el despotismo empresarial, las violaciones a los derechos sindicales, la reforma del régimen de pensiones, los despidos en minas, empresas y talleres ni los conflictos como los de MAKITESA, Manaco, Mina Himalaya, ex DBU-Swissport y otros. No habló de un sólo reclamo obrero, demostrando una vez más que no es el representante de los intereses de los trabajadores de base, sino un agente del oficialismo al interior del movimiento sindical, para disciplinarlo y maniatarlo detrás del carro gubernamental.
En cuanto al discurso de cierre del Pte. Evo Morales, su brevedad, el tono moderado y los anuncios deslucidos en relación a años anteriores, muestran que al acercarse la crisis económica y buscando la concertación con el empresariado y “una nueva era en las relaciones con Estados Unidos”, se acabaron las promesas altisonantes. Los cuatro decretos anunciados son sobre el descuento de la cuota sindical del 1% (que por otra parte ya existía en distintos sectores); sobre el cumplimiento de las normas de higiene y seguridad industrial; un bono especial por única vez de 1.000 Bs. para los empleados públicos (como compensación por el retraso salarial durante años y ni siquiera extendido a todos los asalariados del país); y la “nacionalización” de Air BP, la concesionaria del servicio de combustibles en los aeropuertos principales. Es decir, simples migajas.
A su manera, esto confirma la necesidad del movimiento obrero de dotarse de un programa de los trabajadores para que la crisis la paguen los capitalistas, los terratenientes y el imperialismo, y que esto es inseparable de la lucha por recuperar plena independencia política y organizativa respecto al Gobierno, como a cualquier variante proempresarial, pelea que está planteada dentro de la COB y los sindicatos, en el terreno de las luchas, para que triunfen, como en el terreno electoral par hacer pesar una voz de clase de los trabajadores.