Las jornadas de junio no han hecho sino ratificar y revalidar la más importante enseñanza del levantamiento de Octubre y de las grandes gestas históricas, como la revolución del 52, el período revolucionario de 1969-71 que produjo la Asamblea Popular, las grandes luchas de los 80 que culminan en las Jornadas de Marzo de 1985. Es decir, la necesidad de una dirección revolucionaria de la clase obrera. Hace falta forjar un nuevo “estado mayor” revolucionario al frente de la COB, los sindicatos, las organizaciones de masas.
Para defender un programa obrero y revolucionario hace falta una organización militante. Y la única forma de hacerlo es construyendo una organización de los trabajadores revolucionarios, un partido que luche por la Asamblea Popular y el desarrollo de órganos de poder de las masas y por la toma del poder por los trabajadores, armado con una estrategia de poder obrero y popular y firmemente enraizado en la clase obrera, un partido consecuentemente socialista e internacionalista.
Este partido no existe aún en Bolivia. No surgirá por “autoproclamación” de alguno de los grupos políticos existentes (como cree el POR, pro ejemplo), sino que se forjará a través de un proceso de lucha política y fusión entre la vanguardia obrera y el programa marxista.
Por eso, los militantes de la LOR-CI, que luchamos por un partido así, apoyamos sin sectarismo todo paso progresivo que los trabajadores den hacia su organización política independiente, como sería un IPT como el que proponemos más arriba. En el mismo, lucharíamos para que se adopte como norte de la acción el combate por una genuina asamblea popular y por un gobierno obrero y campesino basado en la misma; en suma, lucharíamos por ganar a la mayoría para el programa revolucionario.