BOLIVIA REFORMA CONSTITUCIONAL
Buscando la nueva rerreelección de Evo Morales
En la madrugada del sábado 3, luego de una sesión que duró aproximadamente 18 horas, la Asamblea Legislativa Plurinacional con 112 votos a favor y 41 en contra aprobaba el proyecto de ley de reforma parcial de la Constitución Política del Estado que habilita a Evo Morales para una nueva elección presidencial y que deberá ser sometida a referendo en febrero de 2016.
Por Gabriela Runa
Fotografía: EFE
La premura por parte del equipo gubernamental para “habilitar” esta nueva candidatura sucede casualmente luego del llamado “inicial éxito” obtenido ante los tribunales de La Haya por el diferendo marítimo con Chile. Los negociadores de Bolivia consiguieron que el tribunal internacional reconozca su competencia en la demanda contra el Estado chileno. Este resultado diplomático fue un aliciente para pasar a la ofensiva con el tema de la reelección, luego de que el oficialismo fuera derrotado en el pasado referéndum autonómico, con un NO contundente por gran parte de la población. Pese a declaraciones del ex presidente Carlos Mesa, uno de los principales representantes ante la causa marítima, que desvinculan al tema marítimo con la reelección, para el saber colectivo está claro que el MAS aprovechó el escenario para obtener un rédito político.
La reforma constitucional reconoce como primera gestión de gobierno evomoralista el comprendido en el periodo 2010-2015; es decir, no se reconoce como primer mandato el inicio de su gestión que fue el año 2006. De esta manera, lo que se estaría habilitando sería una tercera reelección y no una cuarta. En el pasado quedan las palabras de Morales que humildemente señalaban que no buscaba perpetuarse en el poder. Hoy este nuevo giro de tuerca lo único que hace es revelar y hacer cada vez más evidente el fuerte carácter presidencialista de este gobierno. Acompañado de esto, mientras Evo y su equipo avanzan en los preparativos para febrero de 2016, los anuncios oficiales indican que habrá austeridad y ajuste para los trabajadores y el pueblo boliviano.
El afianzamiento de un régimen fuertemente presidencialista y la llegada de la crisis que se inicia con la baja de los precios de importantes materias primas, de las que el país depende en gran medida (minerales, zinc, quinua, petróleo), empiezan a despertar la preocupación de los trabajadores, campesinos, indígenas y de amplios sectores populares quiénes saben que es sobre sus hombros donde recaen los ajustes. Los trabajadores, campesinos y comunidades indígenas deberán rechazar este intento de consolidar un régimen cada vez más presidencialista cuyo objetivo es fortalecer el Estado en momentos de turbulencias económicas.