Por Javo Ferreira
Fotografía: Wikimedia / Joel Alvarez
El próximo 21 de febrero del 2016, en Bolivia se llevará a cabo un nuevo referéndum para habilitar o no un reforma constitucional que habilite a Evo Morales a un nuevo mandato presidencial, hoy impedido por la Constitución. La campaña por el SI a la reforma, impulsada desde el gobierno central y la burocracia sindical obrera y campesina, busca capitalizar los primeros impactos de la demanda marítima boliviana en la Corte Internacional de Justicia de la Haya, además de intentar plebiscitar en este referéndum la gestión de gobierno. Por otro lado diversas organizaciones de variado color político han lanzado la campaña por el NO, buscando que la tendencia continental que se viene expresando con la derrota del kirchnerismo en Argentina, del chavismo en Venezuela, o los problemas de Dilma en Brasil se expresen de alguna manera en tierras andinas.
La oposición a Evo Morales, no solo tiene un componente de los viejos partidos neoliberales que gobernaron hasta el 2006, sino también existe un importante componente de trabajadores y organizaciones indígenas que han realizado una experiencia estos años con las promesas y las políticas del gobierno. Casos de brutal represión y violación de derechos de los pueblos indígenas como el conflicto del TIPNIS o recientemente la represión a pueblos Guaraníes en el Chaco son elocuentes muestras de cómo el gobierno instrumentalizó discrecionalmente las demandas de los pueblos indígenas olvidándolas y reprimiéndolas rápidamente. Esto es lo que explica que diversas organizaciones indígenas, como la CONAMAQ, sectores de la CIDOB y organizaciones, y algunos ayllus locales impulsen una campaña por el NO en este referéndum. Pero también, los trabajadores asalariados, hace dos años y medio llevaron adelante una de las más importantes movilizaciones y huelgas por la ley de pensiones, que solo pudo ser contenida con un vasto despliegue represivo que incluyó cientos de trabajadores detenidos, decenas de procesados y perseguidos, junto a la colaboración de dirigentes sindicales corrompidos que rifaron la movilización salvando al gobierno. Estos sectores de trabajadores son los que pusieron un importantísimo intento de poner en pie el Partido de los Trabajadores basado en los sindicatos como expresión de independencia política frente a la vieja derecha y frente al actual gobierno. Este intento, aunque derrotado, ha dejado una estela extendida en las principales concentraciones obreras donde sectores avanzados rechazan el intento bonapartista de Evo de aspirar a un nuevo mandato presidencial.
Rechazar la trampa del régimen construido por Evo Morales, Rubén Costas, Doria Medina, Revilla y otros
La constitución del Estado Plurinacional de Bolivia, fue aprobada luego de varios años de profunda crisis luego de un gran acuerdo nacional entre el MAS de Evo Morales y las derechas regionales, quienes exigían la modificación de algunos artículos polémicos de la constitución como eran los referidos a la propiedad terrateniente y las garantías y seguridad jurídica para las inversiones extranjeras y privadas. El reaccionario acuerdo que sentó las bases para el surgimiento de un nuevo orden de dominio permitió, a diferencia de Venezuela, reconstruir los puentes políticos entre la vieja derecha y el MAS para la reconstrucción de un nuevo régimen político. El referéndum de febrero, busca fortalecer la institución presidencial aún más de lo que ya está establecido en el texto, buscando dotar de continuidad a la figura semi bonapartista de Evo Morales, pero desde luego que sin cuestionar este régimen político sino relegitimándolo.
Para los marxistas, el mecanismo del plebiscito o referéndum, lejos de las afirmaciones dulzonas del gobierno y sus abogados de que se trata de democracia directa, es una de las formas más antidemocráticas que posee la burguesía y su régimen “democrático” ya que impide a los trabajadores expresar una posición alternativa a las dos opciones puestas a votación por la clase dominante y el gobierno. La trampa radica en que gane la opción que sea, queda incólume e incluso relegitimada la constitución pactada con la derecha regional en octubre del 2008. Todo posicionamiento correcto desde los trabajadores y el pueblo debe partir de la denuncia del conjunto del régimen político construido tanto por oficialistas como por opositores.
¿La salida está en las urnas o en la organización y movilización independiente?
Con el fin de la bonanza económica, la necesidad de avanzar en los ajustes económicos contra los trabajadores y el pueblo se van a acelerar, además de que empieza a existir cierto temor en pueblos y comunidades que ven que la posibilidad de que las carreteras que esperaban u obras como agua potable o alcantarillado, se aleja cada vez más y alienta la movilización para que estas obras se realicen lo antes posible. Ejemplos de esto fueron las movilizaciones de las comunidades de Viacha, de Achocalla y otras. En algunas empresas ya han empezado los despidos, como en El Mutún, Huanuni, Tres Hermanos, Enatex, Polar, Trebol en El Alto, así como reducciones en los planteles de la administración pública por achicamiento del presupuesto. Esta situación no será resuelta en las urnas en febrero. Solo la urgente organización de los trabajadores, recuperando nuestra independencia política y coordinando acciones para enfrentar al gobierno y sus planes pueden ofrecer una salida. Solo empezando en esta labor es posible ponerle un límite al gobierno de Evo Morales pero también a los empresarios y a la vieja derecha opositora.
Algunos compañeros, hastiados de la demagogia gubernamental y de sus medidas al servicio de los empresarios y terratenientes, han planteado que debemos llamar a votar NO separándonos de la vieja derecha neoliberal o regional. Los compañeros del POR se han puesto a la cabeza de esta campaña y han convocado dos encuentros de coordinación para llevar adelante esta campaña. La misma, que tiene como eje en la papeleta electoral y en la sigla NO, va acompañada del slogan de “dictadura proletaria” y “revolución socialista”. Pese a estas radicales expresiones de deseos, estos encuentros no han dado ni un solo paso en la coordinación de los sindicatos para organizar a los trabajadores en la defensa de las conquistas y derechos de los trabajadores. Es que una campaña por un NO distinto de la vieja derecha, no debe constar solo de frases y palabras, sino que el rechazo de los trabajadores a estas medidas gubernamentales debe expresarse en las calles, en la realidad. Un NO de los trabajadores y el pueblo, debe tener como objetivo la derrota no solo del gobierno sino también de la vieja derecha que es socia del MAS en la aplicación de estos planes de ajuste, poniendo en pie el Partido de los Trabajadores basado en los sindicatos, con plena democracia interna y como expresión independiente de todas las alternativas patronales o empresariales y gubernamentales. Ese es el único camino que puede impedir que la eventual derrota del MAS en las urnas sea capitalizada por Costas o Doria Medina, o cualquier empresario que hace gemir a los trabajadores con la complicidad del MAS.
Lamentablemente las organizaciones que podrían convocar a dar pasos semejantes, han entrado en una vorágine electoralista sin precedentes centrado todos sus objetivos en un NO que en las calles se confunde con el NO de la pequeño burguesía descontenta, ex diputados y senadores del MAS, o viejos figurones de los partidos tradicionales. No creemos que esto sea el camino correcto para organizar a los trabajadores y la juventud descontenta con este gobierno, por esta razón desde la LORCI llamaremos a votar blanco o nulo, bregando para poner en pie el Partido de los Trabajadores como alternativa de independencia política. Llamamos a los trabajadores a discutir esta alternativa política y a poner manos a la obra en esta pelea antigubernamental, anti-empresarial y antimperialista.