El congreso de las 6 federaciones del Trópico cochabambino, junto con la reelección de Evo, reflejó un giro en la política hacia los cultivos de coca.
La brutal política de erradicación forzosa de la coca “excedentaria” impuesta por los yanquis desde hace años, y cuyo fracaso en derrotar la resistencia campesina hace rato ya era evidente, pasa a ser reemplazada por una estrategia “blanda”, conciliadora, que apunta a utilizar a las propias organizaciones sindicales para el autocontrol, respetando un cato de coca por afiliado, mientras se elabora, como han dicho voceros del gobierno, un censo que determine cuántas hectáreas están cultivadas con coca y cuantas son excedentarias, y se insiste con el fraude del “desarrollo alternativo”, estrategia que impulsada por el imperialismo europeo como “más razonable”.
En el congreso las bases radicalizaron su postura antinorteamericana, votando la exigencia de expulsar a la DEA, CIA y las ONGs de “desarrollo alternativo” digitadas por los yanquis, principales responsables de los abusos y la represión de todos estos años. Este legítimo reclamo causó resquemores en la Embajada norteamericana (que ve con desconfianza el cambio de política y no quiere perder influencia) y puso en un aprieto a Evo Morales, que tuvo que salir a explicar que esa no era la política oficial de su gobierno.
Sin embargo, con las bases cocaleras está planteado exigir
¡Fuera la DEA, CIA, USAID y demás agencias yanquis del Chapare, de Yungas y de Bolivia!
¡Basta de ingerencia imperialista en todos los órdenes de la vida nacional!
¡Coca no es cocaína, libre cultivo e industrialización para usos alimenticios y medicinales de la hoja milenaria!
Por JF