La salida a la situación planteada por la renuncia de Mesa se discutió en el Parlamento, en los pasillos de los ministerios, las cámaras empresariales y las embajadas.
Evo Morales y sus parlamentarios son actores de esta discusión, pero el MAS, aunque se presente como el “instrumento político de los pobres” no es ni pretende ser la voz de la clase obrera. El MAS, con su programa tibiamente reformista de colaboración con la burguesía y su vaga ideología populista niega el papel fundamental de la clase obrera.
Los trabajadores necesitamos una propuesta política obrera e independiente de todas las variantes pro-empresariales, como los partidos tradicionales de la burguesía, o el reformismo del MAS; una propuesta política que partiendo de la defensa de nuestros intereses de clase, postule una salida obrera y popular a la crisis nacional.
Esta es una necesidad estratégica, pero hoy ya es impostergable. No puede ser que mientras los trabajadores y el pueblo ponemos el sacrificio y la sangre en la lucha, sean siempre la clase burguesa y sus representantes políticos los que impongan la salida política. Esta es la lección fundamental del levantamiento de octubre, esta es la lección fundamental de la rica historia de lucha de clases de los trabajadores en Bolivia, y es también la enseñanza de la presente crisis política.
Esta necesidad a comenzado a ser discutida en algunos ambientes sindicales y es necesario desarrollar el debate.
Consideramos que una forma de comenzar a resolver esta carencia sería impulsar un “Instrumento Político de los Trabajadores” (IPT), basado en la COB, en los sindicatos y sus asambleas de base, que defienda la independencia política de los trabajadores, con un programa para imponer una salida obrera y campesina a la crisis nacional y organizado según la mas amplia democracia obrera, con dirigentes responsables ante la base y libertad de tendencias políticas en su interior.
Abramos el debate...
Se dirá que “los sindicatos no pueden hacer política”. En realidad, los sindicatos no deben hacer política al servicio de ninguna variante burguesa, pero sí deben actuar y pronunciarse frente a todos los grandes problemas de la clase obrera y del país.¿o enfrentar y derribar a Goni no fue “hacer política”? A esta intervención de la COB y los sindicatos en la vida política del país hay que darle forma orgánica y un contenido independiente, nada impide que tomen tareas político-sociales como muchas veces han hecho en nuestra historia.
Algunos dirán también que dentro de los sindicatos y de la clase trabajadora hay distintas posiciones políticas, que actúan distintos “partidos” con distintos programas, por lo que no haría falta crear un nuevo instrumento para hacer política. En realidad hay algunas organizaciones pequeñas y con escasa o nula influencia real en el proletariado. No hay un gran partido obrero. Ese argumento en la práctica sirve para que sólo algunos dirigentes hagan “su” política (muchas veces reformista o proburguesa) al frente de los sindicatos, mientras que la base obrera no puede expresarse y decidir. Los grupos que se reclaman de la clase obrera seguirían actuando, defendiendo sus ideas de cara a la base, como tendencias políticas con libertad de acción (su prensa, etc.) dentro de un instrumento político de los trabajadores regido por la más amplia democracia interna.
¿Se trata sólo de intervenir en elecciones? No, se trata de luchar por un IPT para que la clase obrera pueda actuar políticamente de forma independiente en todos los terrenos y prepararse para acaudillar al conjunto de la nación oprimida en la lucha contra los grandes capitalistas y el imperialismo.
¿Con qué programa? Las bases para discutir un programa de independencia de clase podrían elaborarse a partir de los mejores aportes de documentos históricos, como la Tesis de Pulacayo y la Tesis socialista de la COB de 1970, e incorporando las lecciones de los grandes acontecimientos nacionales e internacionales para responder a los problemas actuales.
Hace falta una dirección revolucionaria
La más importante enseñanza de las grandes gestas históricas, como la revolución del 52, el período revolucionario de 1969-71 que produjo la Asamblea Popular, las grandes luchas de los 80 que culminan en las Jornadas de Marzo de 1985; es la necesidad de una dirección revolucionaria de la clase obrera. El levantamiento de Octubre ha revalidado esta lección una vez más. Hace falta forjar un nuevo “estado mayor” revolucionario al frente de la COB, los sindicatos, las organizaciones de masas.
Para defender un programa obrero y revolucionario hace falta una organización militante. Y la única forma de hacerlo es construyendo una organización de los trabajadores revolucionarios, un partido armado con una estrategia de poder obrero y popular y firmemente enraizado en la clase obrera, socialista e internacionalista. Pero el mismo no puede crearse por “autoproclamación”, tal como cree el POR, por ejemplo, sino a través de un proceso de lucha política y fusión entre la vanguardia obrera y el programa marxista.
Desde Palabra Obrera peleamos por la construcción de un partido así, pero estamos dispuestos a apoyar todo paso progresivo que los trabajadores den hacia la organización política independiente. Creemos que sería un gran paso adelante el surgimiento de un instrumento político como el que se propone más arriba. En el mismo, lucharíamos por ganar a la mayoría para el programa revolucionario.