Palabra Obrera: ¿Cuál es la situación en Huanuni?
MZ: Desde el mes de mayo se ha levantado la intervención judicial que pesaba en la empresa desde el año 2002, esto fue una solicitud de los trabajadores. En mayo de 2002 los trabajadores consiguen expulsar a la empresa transnacional Allies Deals. Esta intervención judicial surgió debido a que legalmente no podía volver inmediatamente la Comibol a hacerse cargo. Por este motivo los trabajadores y el pueblo orureño lucharon e impusieron la Ley 2400 que perfora el modelo neoliberal al permitir que las empresas que fueron entregadas a las transnacionales regresen al Estado.
Sin embargo a pesar que esta ley fue aprobada en julio del año 2002, no se levantó la intervención por los intereses de Goni de apoderarse de Huanuni a través de Comsur, por eso la intervención judicial se extendió hasta el 9 de mayo pasado y ahora está en manos de Comibol.
Los dirigentes de las cooperativas mineras, siempre quisieron tomar Huanuni, en el período del 2002 al 2006 han crecido de 1000 a 4000 los cooperativistas que rodean Huanuni, el objetivo que tienen ellos es tomar Huanuni y luego conseguir un socio transnacional inversor, es decir revertir la estatización.
PO: ¿Estos cooperativistas son patrones, es decir tienen asalariados a su cargo?
MZ: En la mayor parte de las cooperativas los dirigentes son patrones. En Chima por ejemplo, son 48 cooperativistas que manejan a 400 asalariados, en el caso de Poopó han hecho un contrato de riesgo compartido con Comsur y cooperativistas de Oruro, y los asalariados ahora se han afiliado a la FSTMB.
PO:¿Cuál es la propuesta de los trabajadores mineros para Huanuni?
MZ: Desde el 2002 se ha implementado el control social, impuesto por la vía de la movilización. Gracias a este control social colectivo de los trabajadores, es que se ha conseguido ampliar la vida útil del yacimiento, ya que era inicialmente de sólo 4 años y medio cuando nos dejaron los gringos. Y actualmente es de 40 años, al ampliarse desde el nivel 200 hasta el nivel -320, con tecnología de punta utilizando grandes equipos. Ello nos muestra que con el control social se pueden lograr muchas cosas.
Actualmente hemos logrado ampliar este control social y entrar en la definición de los destinos de las utilidades de la empresa. Las ganancias de la empresa en el año 2005 fueron de 9 millones y medio de dólares, en el 2004 hubo utilidades por 9 millones ochocientos mil. Pero como los trabajadores no teníamos poder de decisión sobre los destinos de estas ganancias, los interventores hacían malos contratos, incluso lesivos. Por eso exigimos auditorias técnicas y financieras en lo cual participamos, y el arraigo de los interventores porque no han rendido cuentas.
Ahora estamos implementando un estatuto donde se haga un directorio con autonomía de gestión y con control social mayoritario de los trabajadores, donde la Comibol va a tener un rol fiscalizador mediante un representante y los trabajadores la amplia mayoría.
Por la nacionalización de la minería bajo control obrero
Desde Palabra Obrera hemos acompañado con gran interés la lucha y la experiencia de los trabajadores del subsuelo del distrito de Huanuni, que lograron consolidar la reversión al Estado de la empresa y vienen enfrentando la presión de las cooperativas.
Los dirigentes cooperativistas utilizan su influencia en el gobierno del MAS para impulsar una política minera privatizadora y ligada a las transnacionales (a las que Evo ya entregó El Mutún).
La salida de fondo es luchar por la refundación de COMBOL mediante la nacionalización sin pago y bajo control de los trabajadores de Vinto, COMSUR, Inti Raymi y demás concesiones al gran capital, para desarrollar un plan obrero para la minería que contemple los intereses de los cooperativistas pobres y de los asalariados que trabajan en las cooperativas.
Quienes producen con su esfuerzo la riqueza minera son los trabajadores, que son también los únicos interesados en una perspectiva así. Experiencias como la del "control social" en Huanuni, muestran el enorme potencial que tendría la gestión obrera directa y colectiva (superando los errores de las viejas experiencias de cogestión, en tiempos del 52 y de la UDP): un directorio obrero, elegido por los trabajadores y responsable ante estos, que tome todas las decisiones importantes ante las asambleas, sería un gran arma en la lucha por la defensa del salario y los intereses de los trabajadores y por una genuina nacionalización de la minería.