El POR planteó ante el congreso cobista: “contra el oficialismo y las camarillas burocratizadas, recuperemos la COB para las bases y la revolución” y que “sería funesto para el movimiento obrero que el gobierno controle a la COB” (Masas nº 1998). Ser consecuentes con estas definiciones implicaba dar una dura lucha para preservar la independencia política de la central obrera frente al gobierno del MAS y para impulsar la organización obrera independiente y basada en la democracia obrera.
Coincidimos con el POR en que la COB es hoy una sombra de lo que fue en sus épocas de auge, cuando se constituía como la representación orgánica de las masas trabajadores y un puntal de la alianza obrera, campesina y popular. Esto plantea dos problemas centrales para los que el POR no tiene respuesta:
El POR no tiene nada que decir a los trabajadores que se organizan
Al tiempo de pelear por la más amplia democracia obrera en la organización sindical y contra todas las alas de la burocracia (sea oficialista o “radical”), en la estrategia de construir una nueva dirección revolucionaria en los sindicatos, para los trostkistas es capital plantear una política para la organización del nuevo movimiento obrero: esos cientos de miles de trabajadores que sufren el despotismo y la explotación capitalista en empresas, fábricas y talleres, que hoy no están integrados a la COB y uno de cuyos primeros pasos es el intento de sindicalizarse.
Una política correcta desde los sindicatos combativos como la Federación del magisterio urbano de La Paz (que el POR dirige), podría ser una gran palanca para impulsar la reorganización de las filas obreras.
Lamentablemente, el POR, que se arroga la representación política del proletariado, no da ninguna importancia a este problema y ha preferido adaptarse a los escenarios tradicionales, en sus viejos reductos del sindicalismo universitario y magisterial, antes de plantearse cómo contribuir a un bloque de sindicatos combativos, corrientes estudiantiles progresivas y la izquierda obrera y socialista, para impulsar la organización obrera independiente.
El POR y la organización política de la clase obrera
Esta lucha es inseparable de proponer a los trabajadores una alternativa política de clase frente al MAS. Esta necesidad se expresó en el Congreso nuevamente con el debate sobre la necesidad de un instrumento político de los trabajadores. Esta posición fue sostenida en las tesis presentada por los mineros de Huanuni y por otros sectores. Naturalmente, fue ferozmente combatida por los seguidores del MAS y por el stalinista Partido Comunista. Sin embargo, se impuso en los debates de la Comisión Política y fue aprobada por el congreso.
El POR se opone frontalmente a la idea misma de un IPT y esta vez prefirió no participar prácticamente en este debate. Sabía que su oposición al IPT lo deja, de hecho y más allá de sus intenciones, en “unidad de acción” con el stalinismo y el reformismo del MAS que quieren una COB oficialista.
Para sus dirigentes, el POR, a pesar de su reducida influencia, ya es el partido revolucionario y por tanto, el problema histórico de la dirección proletaria está resuelto de una vez y por todas. Esta autoproclamación puede alimentar las reuniones de célula, pero no da ninguna respuesta a los sectores de trabajadores avanzados que comienzan a hacer la experiencia con el gobierno de Evo Morales y buscan una alternativa política.
Una vez más, reflexionen, compañeros
El deslucido papel del POR en este congreso no tiene que ver sólo con sus disminuidas fuerzas (sólo pudo aportar con la delegación universitaria de Cochabamba y con sus dirigentes del magisterio paceño). Tiene que ver ante todo con la impotencia política a que lo conducen su adaptación al sindicalismo y su sectarismo y abstencionismo político. Así, no quiso contribuir a organizar en el Congreso y después de éste, un polo independiente del oficialismo y de las burocracias que dicen combatir.
Los militantes del POR-Masas deberían reflexionar y proponerse impulsar un bloque de frente único por la organización obrera independiente, la unidad y coordinación de las luchas y un instrumento político de los trabajadores basado en los sindicatos, con democracia obrera y un programa obrero y campesino frente a la crisis nacional. Este sería un paso adelante gigantesco para los trabajadores y un medio mucho más favorable para luchar por la construcción de un genuino partido revolucionario de la clase obrera.
Por V.M.