Los ataques al magisterio urbano por parte del gobierno y organizaciones afines han venido acompañadas de numerosas solicitadas en que se alude al trotskismo “por estar aliado a la derecha”.
Esta fobia antitrotskista del oficialismo busca disimular su política de acuerdos con la derecha, los empresarios y la Iglesia, atacando a la única corriente ideológica que marca a fuego su política reformista de colaboración de clases y evoca la revolución obrera y socialista.
Vale la pena recordar que junto al libertario Elizardo Pérez y el amauta Avelino Siñani, de cuyas figuras se apropia el gobierno sin mérito alguno para titular su proyecto de ley, luchó en Warisata el trotskista Carlos Salazar Mostajo (autor del libro Warisata mía) y al que el MAS ignora deshonestamente.
La Escuela Ayllu de Warisata en los 30 y cuando los gamonales proscribían en la práctica a la educación indígena como un “peligro comunista” fue la primera en plantearse una educación liberadora, construida con las manos de los pobladores de las comunidades que veían el espíritu liberador y combatiente que de sus aulas emanaba. Warisata lo primero que enseñó fue a luchar y por eso fue liquidada por el régimen de la rosca minera.
La escuela de Warisata nunca educó en que había que pactar con los explotadores y latifundistas, denunció el rol de las fuerzas armadas, incluso en momentos difíciles como la pos Guerra del Chaco. Y estos logros, más allá de las insuficiencias que el proyecto hubiera tenido, bastan para ponerla en la acera opuesta al proyecto educativo del MAS, tan lejos de Warisata y tan cercano a la “reforma educativa”.
Los trotskistas de la LOR-CI podemos tener importantes diferencias con las posiciones que sostuvo Salazar Mostajo, como hoy con el POR-Masas y los dirigentes del magisterio, sin embargo, frente a los ataques y el mal intencionado “olvido” del gobierno y sus amigos, debemos recuperar la verdad histórica y afirmamos que como trotskistas tenemos el orgullo de formar parte de una corriente que fue parte de los episodios más destacados de la lucha de clases, mal que le pese al indigenismo gubernamental.