El Estado debe considerar a la religión, sea esta católica, evangélica, de raíz andina, etc. como un asunto personal, y por tanto, eliminar todo financiamiento o subvención estatal a las iglesias así como los espacios que les facilita en las escuelas para dictar sus dogmas religiosos y educar en el servilismo y opresión de la mujer. Defendemos el derecho de los ciudadanos a profesar su fe y la libertad de culto para todos -católicos, protestantes, metodistas, judíos, musulmanes o andinos-, pero estamos en contra de que encubriéndose en los sentimientos religiosos que una gran parte de la población mantiene, esa poderosa institución que siempre ha estado al servicio de los ricos y apoyado a los gobiernos de turno, la jerarquía católica y sus hermanas menores se arroguen ninguna influencia ni poder sobre la educación de los hijos del pueblo.
Además, como socialistas, esto no quiere decir que “hagamos y dejemos hacer”, pacientemente pero con firmeza discutimos contra las creencias religiosas que nublan la inteligencia, la conciencia y la voluntad de los hombres y mujeres del pueblo. Las diversas iglesias son instituciones difunden el conformismo en este mundo con el consuelo del más allá, un mensaje esencialmente reaccionario, predicando que el orden social, las razas y las clases sociales son “voluntad de dios” y que por tanto debemos “respetarnos” oprimidos y opresores, explotados y explotadores, renunciando a cambiar este estado de cosas.
Además, se apoyan en la superstición e ignorancia para difundir creencias rebatidas desde hace siglos por los enormes avances de la ciencia y la cultura universales, que han demostrado cómo la vida y el mismo origen del ser humano, lejos de ser el capricho instantáneo de un “creador” omnipotente aburrido de su soledad, son producto de millones de años de evolución, a través de procesos complejos que la química, la física, la biología, la paleontología y otras ciencias han desentrañado en buena medida.
Motivos más que suficientes para eliminar la enseñanza religiosa de los colegios, pues no puede haber una educación científica, liberadora, que ponga los avances del conocimiento y la cultura universales las necesidades y la liberación nacional y social, mientras en la escuela haya intromisión clerical.
Por D.D.