El martes 8 el portavoz del Departamento de Estado norteamericano, Richard Boucher, declaró que “Estados Unidos permanece firme y totalmente comprometido con el presidente Mesa como presidente constitucional de Bolivia. Esperamos que la actual crisis política sea resuelta en forma pacífica y democrática de acuerdo con la constitución boliviana” (La Razón , 8/03). Además, llamó a los “líderes políticos bolivianos”, a que trabajen juntos para lograr un “consenso nacional”... Bajo esta inspiración, toda la “comunidad internacional” corrió a pronunciarse en apoyo al mediático presidente Mesa. Le acompañan los gobiernos europeos (¿acaso Aguas del Illimani no pertenece a laboriosos capitales franceses y REPSOL YPF no es una benemérita empresa española?) y ni cortos ni perezosos hacen lo propio la Lula , Kirchner, Chávez y Tabaré Vázquez, todos buenos “amigos progresistas de Bolivia”. Los desinteresados organismos internacionales que expresaron su respaldo son la CAF (Corporación Andina de Fomento), el BID (Banco Interamericano de Desarrollo) y el Banco Mundial.