LA PRENSA Y LA TV en manos empresariales jugaron un papel central en el golpe contra-revolucionario de abril de 2000 y el paro-sabotaje petrolero de 2002 y son hoy una pieza clave en la campaña de la derecha proimperialista.
En esto se apoya Chávez para justificar la no renovación de la licencia a CRTV y la creación de TVes, un canal estatal, en su lugar, presentándola como una medida revolucionaria.
Pero mientras desplaza a RCTV, Chávez pacta con otros dueños de grandes medios, como el multimillonario Cisneros, de reconocida trayectoria golpista.
Es que la medida es parte del plan político chavista, que busca fortalecerse como árbitro para negociar con la burguesía y el imperialismo y consolidar su proyecto de colaboración de clases bajo una retórica nacionalista.
Para esto busca aumentar el control sobre el movimiento de masas, encuadrando al movimiento sindical (incluso a la CUT, creada hace pocos años) y construyendo un “partido socialista único” (PSUV) junto a empresarios y militares “bolivarianos”.
Si Chávez hubiera querido arrancar los medios a los reaccionarios que hoy aprovechan para movilizarse “por la libertad de prensa” a la voz del imperialismo, hubiera podido, por ejemplo, aprovechar la gran movilización contra el paro-sabotaje petrolero, para expropiar sin pago a los grandes medios y ponerlos bajo control ilimitado de las organizaciones de trabajadores, sectores populares y campesinos. Por el contrario, en ese momento, Chávez los custodió con fuerzas militares para preservarlos del pueblo movilizado.
Los socialistas revolucionarios creemos que es esencial combatir a los medios reaccionarios. Pero eso no significa alinearse detrás de la política chavista, que bajo el discurso del “socialismo del siglo XXI” mantiene el régimen burgués de la propiedad privada y deja “puertas abiertas” al capital extranjero.
Esa lucha debe librarse con una política obrera independiente, para arrancar los medios a la burguesía y ponerlos en manos del pueblo trabajador. Esto, además, porque aceptar el control gubernamental de la prensa y la TV significa abrir las puertas para que, el día de mañana, sean usados contra cualquier movilización obrera y popular que amenace desbordar al chavismo y sus necesidades de “reconciliación de los venezolanos” y “respeto a la propiedad”.
Ya hoy, por dar un ejemplo, la lucha de los trabajadores de Sanitarios Maracay y el reciente gran paro obrero en el Estado de Aragua no fueron difundidos por los medios gubernamentales por resultar “incómodos”. Y en el nuevo canal, TVes, ni sus trabajadores ni la clase obrera y el pueblo pobre tienen el menor poder de decisión.
Por eso, lejos de apoyar políticamente medidas de corte bonapartista como la de Chávez, aunque sean contra un medio reaccionario, los trabajadores deben confiar sólo en sus métodos de acción.
El modo más efectivo de combatir al “poder mediático” de la burguesía, es preparar la toma de los medios por los trabajadores y el pueblo pobre, para que sean sus propias organizaciones quienes determinen la programación y contenidos a difundir, al servicio de sus intereses y objetivos de clase. Al mismo tiempo, los trabajadores deben dotarse de medios de comunicación e independientes, que exprese sus necesidades e intereses y preparen el camino para la verdadera revolución socialista en Venezuela.
Basado en la declaración de la Juventud de Izquierda Revolucionaria (Fracción pública del PRS) de Venezuela, grupo hermano de la LOR-CI.Lea la declaración completa y otras notas sobre el tema en la página de la Fracción Trotskista Cuarta Internacional: www.ft.org.
León Trotsky:
En último análisis, cualquier restricción a la democracia en la sociedad burguesa va dirigida contra el proletariado.
Como el fundador de la Cuarta Internacional planteó, es preciso defender siempre la independencia de clase, advirtiendo contra los peligros de las medidas de un gobierno nacionalista o “progresista”, que tarde o temprano se volverán contra los trabajadores. “Es esencial emprender una incansable lucha contra la prensa reaccionaria. Pero los obreros no pueden permitir que el puño represivo del estado burgués sustituya la lucha que ellos libran por medio de sus propias organizaciones y de su propia prensa. Hoy, el Estado puede aparecer como bondadosamente dispuesto hacia las organizaciones obreras; mañana el gobierno puede caer y caerá inevitablemente en manos de los elementos más reaccionarios de la burguesía. En ese caso, cualquier legislación restrictiva que exista será lanzada contra los obreros. Sólo aventureros que no piensan más que en las necesidades del momento serían incapaces de tener en cuenta este peligro”.
(Cita tomada de “La libertad de prensa y la clase obrera”)