El debate sobre los medios de comunicación se ha reavivado por las repercusiones del caso RCTV en Venezuela (ver nota en esta página). Los medios privados, alineados con la oposición reaccionaria y al servicio de los intereses de empresarios y transnacionales, se suman a la campaña del imperialismo y cacarean en defensa de la “libertad de prensa” que Evo pretendería “avasallar” imitando a Chávez.
En realidad, pese a sus críticas, el gobierno busca una “convivencia pacífica”, con los grupos de la prensa, como parte de su estrategia de pactar con la clase dominante en su conjunto (incluyendo a los factores de poder como las FF.AA., la Iglesia y los propios medios).
¿Cuál debe ser la posición de los trabajadores?
¿A quién responden los medios?
Los grandes medios de prensa, radio y TV, como UNITEL, ATB, Radio Panamericana, La Razón o La Prensa son empresas capitalistas que buscan la ganancia tanto como la defensa de los intereses económicos, políticos e ideológicos de la clase dominante. Permanentemente manipulan la información, el entretenimiento y la cultura. Su pretendida “objetividad periodística” es una visión de clase que distorsiona la realidad social y política en función de esos intereses. En todo esto, los trabajadores de filas de la prensa (reporteros, camarógrafos, switchers, utileros) no tienen voz ni voto y deben hacer lo que les ordena la empresa.
Pero los medios estatales, como canal 7 y la Red Patria Nuestra, actúan en los marcos del régimen burgués y como voceros del proyecto tibiamente reformista del MAS. Tampoco tiene libre acceso a ellos la voz independiente de trabajadores y campesinos.
La libertad de prensa
Las libertades formales proclamadas en esta democracia chocan a cada paso con los limites reales que excluyen a los obreros y el pueblo pobre de su ejercicio.
Así, la libertad de prensa es una caricatura si todos los grandes medios de comunicación están en manos de “empresarios de la opinión pública”. Mientras ellos sean los dueños de las emisoras e imprentas, será una burla la libertad de expresión y de prensa para los trabajadores.
Por eso, los socialistas revolucionarios, al mismo tiempo que combatimos toda restricción a las libertades democráticas, como la de prensa, para que el pueblo trabajador pueda expresarse sin restricciones. No estamos ni con el monopolio empresarial de los medios, ni con un sistema estatal, agencia de propaganda del gobierno de turno. Queremos que la prensa, la radio y la TV estén en manos de los trabajadores y el pueblo.
Hay que arrancar los medios a la burguesía
Recordemos que en 1970, El Diario, propagandista de la reacción, fue ocupado por los trabajadores que exigían la nacionalización sin pago y su funcionamiento en manos de los propios trabajadores.
Hace poco, las masas movilizadas con la Comuna de Oaxaca, México, se apoderaron por medio de la acción directa de varios medios y los pusieron a transmitir al servicio de su lucha.
Este es el camino: la expropiación sin pago de los grandes medios de comunicación para ponerlos a funcionar bajo control de las organizaciones obreras, campesinas, populares y de los pueblos originarios, determinando su programación y contenidos en función de sus propios intereses y para combatir la política y la ideología burguesas en todas sus expresiones.
Por una gran prensa de los trabajadores
En Bolivia hay una importante tradición de medios obreros y populares, como las radios sindicales y mineras, que jugaron un gran papel en las movilizaciones contra las dictaduras militares, tradición que hoy debemos recuperar y desarrollar.
Esto no quiere decir que sea suficiente construir una “red de comunicación alternativa” a la sombra del poder mediático burgués. Debemos construir nuestra propia prensa como organizadora de la movilización obrera y popular.
Por Eduardo Molina