ESTA ES LA CONSIGNA del momento para el MAS y las fuerzas de derecha más importantes, que en días pasados vinieron reforzando la presión sobre la Constituyente. El Comité Cívico de Santa Cruz lanzó una dura campaña por “democracia y respeto a la autonomía departamental” y rechazando un posible adelantamiento de elecciones (es decir, una reelección de Evo en el 2008) y amenazando con acciones de hecho. La Confederación de Empresarios Privados se pronunció con críticas al gobierno, exigiendo “no dictadura, democracia, y progreso”. Sectores minoritarios “ultras” del neoliberalismo (como el empresario de las universidades privadas, Dockweiler) y de los autonomistas también aparecieron en los medios.
Pero la batalla mediática, a pesar de las duras frases y los gestos de enojo, no apunta por ahora a una ruptura, sino a forzar mejores condiciones de negociación, como reconoció el propio Evo en su spot: “ahora hablan de unidad nacional”. Efectivamente, los principales actores políticos buscan una solución concertada para la Nueva Constitución Política del Estado (CPE), aunque presionando para conseguir mayores concesiones del MAS.
Y lo vienen logrando. De hecho, el MAS aceptó las autonomías departamentales, recortó su propuesta de “autonomías indígenas” a los márgenes de los municipios, y aceptó reconsiderar los informes de comisiones como el de “visión de país”.
Parece haber acuerdo en prolongar las labores de la Asamblea hasta fin de año. En este tiempo suplementario buscarán negociar las principales diferencias en temas como la organización del Estado, las regulaciones económicas y algunas concesiones democráticas mínimas, para acordar “consenso mínimos” que viabilicen una nueva CPE.
Entre tanto, el MAS y las direcciones sindicales que lo apoyan (COB, CSUTCB, confederaciones, juntas vecinales, etc.) han logrado mantener fuera de escena a las masas, lo cual no hace sino envalentonar a la derecha y ayudarla a subir el tono de sus exigencias.
Y ahora es la derecha (PODEMOS, MNR, UN, los “cívicos”) quien tiene “la sartén por el mango” pues para que haya nueva CPE, es preciso su consenso o al menos que “deje pasar”.
Por supuesto que por este camino, la Asamblea Constituyente, que nació ya sujeta a los pactos con la derecha (como el famoso “dos tercios” y el referéndum autonómico del 2 de julio), no puede dar respuesta real a ninguna de las demandas urgentes del pueblo trabajador, ni mucho menos, resolver los grandes problemas nacionales.
La lucha por la real nacio-nalización del gas, los recursos naturales y las empresas “capitalizadas”, por el salario y trabajo para todos, por la educación, la salud y la vivienda, por la tierra y el territorio, por las legítimas aspiraciones democráticas, por el no pago de la deuda externa y contra las cadenas que atan al país al imperialismo, depende por entero de la movilización de la clase obrera, los campesinos, los pueblos originarios, los sectores populares de las ciudades, retomando el camino abierto en Octubre.