Un aspecto destacado del debate fue la cuestión del llamado control social, donde marcamos las enormes diferencias que existen entre ambos.
Los mineros de Huanuni, cuando empezaron la lucha por imponer algún control de la base sobre la producción del yacimiento decidieron denominarla como “control social”, para diferenciarla de la nefasta experiencia del “control obrero” en la antigua COMIBOL después de 1952 y que solo sirvió para corromper dirigentes.
Sin embargo esa denominación, es usada demagógicamente en otros ámbitos sindicales, políticos y ahora hasta educativos, para plantear que se sienten en los puestos directivos de las empresas algunos dirigentes, sin ningún control de la base, como correa de transmisión de las políticas oficiales y fuente de corrupción. Ese es el tipo de “control social” que quiere el MAS en las universidades: incorporar algunos burócratas en la dirección de las universidades, para lograr controlarlas desde arriba y sin participación real de las bases universitarias ni populares.
Los socialistas revolucionarios peleamos por un genuino control obrero colectivo de la producción en las empresas, fábricas y minas, no para hacerlas mas “eficientes” en general, sino para avanzar a la administración obrera de las fabricas y empresas, es decir, gestionar y no solo “controlar”. Es que los trabajadores podemos hacer funcionar sin patrones las fábricas y empresas, como lo han demostrado los obreros de Zanón o de la fabrica Brukman en Argentin o como actualmente lo demuestra la lucha de los trabajadores de sanitarios Maracay en Venezuela.
Solo el control obrero colectivo, basado en la asamblea de los trabajadores y con carácter revocable de los representantes puede garantizar, no solo que las empresas funcionen, sino convertir el control obrero en una palanca de lucha de los trabajadores contra la burguesía y en una escuela de planificación de la economía, luchando por extender el control obrero al conjunto de la industria y la economía. Si los trabajadores podemos hacer producir una empresa, también podemos hacer funcionar el país, y demostrar que no necesitamos patrones ni en el trabajo ni en el Estado.
Por Javo Ferreira