DURANTE LOS ÚLTIMOS AÑOS la economía boliviana ha crecido a buen ritmo, si bien este año comienza a desacelerar y hay “nubes de tormenta” en el horizonte nacional e internacional. Según el Banco Mundial:
| Año | Crecimiento |
| 2003 | 2,9 % |
| 2004 | 3,9 % |
| 2005 | 4,1 % |
| 2006 | 4,5 % |
| 2007 | 4,6 % (esperado) |
El motor de esta expansión han sido los buenos precios internacionales para las exportaciones de gas, minerales y soya. También se ha visto favorecida la industria manufacturera, que en el año 2006 creció más del 8%, y la construcción, que lo hizo un 4,5%.
En la base de sus buenos negocios está que las empresas, gracias a dos décadas de “neoliberalismo” han contado con bajísimos salarios, largas jornadas de trabajo y condiciones casi “ideales” de superexplotación de la fuerza laboral.
Grandes ganancias
Las empresas grandes y medianas reconocen que sus utilidades se duplicaron desde comienzos del 2005, y que sólo en el último año, aumentaron un 20%. Los bancos también hicieron grandes negocios. En el 2006 ganaron 57 millones de dólares y sólo en el primer semestre de este año reconocen haber obtenido una ganancia líquida récord de 42,9 millones de dólares (www.Econoticiasbolivia.com, en base a datos oficiales)
Los ingresos fiscales también han crecido notablemente, gracias a las recaudaciones por impuestos a los hidrocarburos, impuestos internos y aduaneros. Si en el 2.005 las cuentas del estado cerraron en rojo, con un déficit del 2,5% del PBI, ahora, el superávit alcanza un 4% y por primera vez en la historia, las reservas del Estado superaron los 3.200 millones de dólares, una situación inédita para el fisco nacional.
Salarios de hambre
Sin embargo, la mayor parte del pueblo trabajador no ha visto ni olido esta prosperidad.
Los índices de pobreza siguen siendo gravísimos, afectando a más del 60% de la población, situación que empeora en el campo, donde más de 3 de cada 4 personas son pobres.
Según datos de UDAPE, en 1996 el salario real promedio a nivel nacional era de 1.263 Bs. En las diversas ramas de la industria oscilaba en un promedio de 800 Bs. Esta situación prácticamente no cambió en 10 años. En 2006, el promedio salarial nacional fue de 1.451 Bs. Veamos datos de algunas ramas de la industria:
| Rama | Salario en Bs. |
| Extracción de minerales: | 753 |
| Textiles y calzado: | 810 |
| Productos cárnicos: | 851 |
| Metalmecánica: | 637 |
| Industria molinera: | 834 |
| Elaboración de lácteos: | 978 |
| Construcción: | 1.147 |
| Comercio: | 1.232 |
Muchos trabajadores precarizados no reciben siquiera el mínimo oficial de 525 Bs. En cuanto a la administración pública, el salario medio real apenas llegaba a 935 Bs. en el 2006.
Pacto entre gobierno y empresarios “congela” los salarios
Sin embargo, respetando sus pactos con los empresarios y la “austeridad presupuestaria” del “modelo neoliberal”, el gobierno ha sido especialmente duro en el tema salarios, tanto para los empleados públicos, maestros y trabajadores de salud -el aumento de mediados de año ni siquiera compensa la inflación- como con los trabajadores del sector privado: la limosna de un 5% al Básico que muchas empresas se han negado a cumplir.
Mientras todo sube
Ahora, cuando la economía comienza a “desacelerar” su marcha y con las primeras dificultades, surge un brote inflacionario, los que ganan son los de siempre y los que pierden, también...
Las empresas trasladan rápidamente sus costos a los precios. Los grandes comerciantes y especuladores hacen jugosas ganancias con la harina y otros productos.
Los obreros y los sectores populares del campo y la ciudad que viven de su trabajo, ven achicarse sus ingresos. Sólo la inflación acumulada en la primera mitad del año fue de 6.4%, pero aumentaron más los precios de los alimentos y productos básicos (ver Palabra Obrera nº 24). Esto significa que el poder de compra del salario se redujo al menos en un 10%. Esta situación no puede continuar así. La lucha por el salario está a la orden del día. La COB y las organizaciones matrices no pueden seguir “mirando para otro lado” mientras los trabajadores pasan hambre.
Por Eduardo Molina