Un punto clave del acuerdo fue descartar los principales puntos del proyecto elaborado en la Comisión económica que preside Santos Ramírez (MAS) y que se trataba en diputados.
Esto implica rechazar la subida de las regalías al 50%, acordando en la propuesta de 18% en regalías y 32% en impuestos, que es la más favorable para las petroleras, pues permite maniobras de evasión y fraude al país y nunca se cumplirá el 50%.
Además, se revisará el Art. 5, que disponía la migración obligatoria de los viejos contratos a los nuevos, acomodados a esta nueva Ley, “consensuando” con las empresas. También cambiarán los términos de refundación de YPFB para no molestar a las petroleras.
Así, el gran negocio del gas les será garantizado en las próximas décadas tal como Repsol, Petrobras, etc.
Pero el proyecto de Ley que impulsaba el MAS no era ni siquiera nacionalista, aunque el Gobierno la acusara de “confiscatoria” o “irreal”. Lejos de rescindir los contratos de riesgo compartido, lesivos para el país, fraudulentos y llenos de fallas e incumplimientos legales, sólo imponía “migrar” a nuevos contratos, aumentando al 50% las regalías y algunas exigencias menores. Simplemente aceptaba la entrega del gas a estos pulpos “regateando” algunas concesiones.
Pero son tan voraces y prepotentes las multinacionales que hasta esas modestas pretensiones rechazan.
El único camino para la efectiva recuperación del gas es luchar por la expulsión de estos pulpos y la nacionalización de toda la industria de hidrocarburos sin indemnización y bajo control de los trabajadores.