EL "DESPLEGADO" de Masas nº 2067 bajo el título de “Por la independencia política y organizativa del proletariado boliviano”, propone “retomar las banderas de la Tesis de Pulacayo y la Asamblea Popular”. Cómo pelear por la independencia política y organizativa de la clase obrera es un problema central que los trabajadores debemos discutir.
Es un paso adelante que el POR reconozca la necesidad de pelear por la independencia política, pues tradicionalmente, lo consideraba un problema resuelto desde el momento mismo de autoproclamarse “el partido del proletariado”. Sin embargo, centran todo el problema en “preparar un documento político que señale el camino que deben seguir el proletariado minero y boliviano en el futuro inmediato, y desplazar a las actuales direcciones oficialistas encaramadas en la FSTMB y en la COB.” Luego, plantean una serie de puntos generales con los que muy bien se puede estar de acuerdo.
El problema es que no basta proponer un documento, sino que es necesario tener una política concreta para impulsar el reagrupamiento obrero, más allá de los escenarios sindicales y de la presentación de tesis en ellos. Al decir esto no negamos la importancia de eventos como el próximo congreso minero, que habrá de discutir y adoptar importantes resoluciones y donde los que nos reclamamos trotskistas, deberemos dar la pela por la independencia política y organizativa del proletariado, y por un programa a la altura de las tareas que la clase obrera debe enfrentar.
En primer lugar, luchar por un reagrupamiento obrero exige que aquellas organizaciones sindicales combativas e independientes del gobierno, como es la Federación del magisterio urbano paceño, que dirige el POR, se ponga al servicio de la coordinación de las luchas, del apoyo activo a los fabriles y otros trabajadores que quieren sindicalizarse, que por ejemplo, junto a sindicatos combativos de El Alto y La Paz, impulse un Encuentro regional con delegados de base elegidos en asamblea y con mandatos, de todos los sectores asalariados, para discutir cómo imponer a la COB un verdadero plan de lucha, y comenzar a discutir qué documento, es decir, qué programa necesita la clase obrera hoy.
El mismo papel impulsor, de tomar la iniciativa, deberíamos planteárselo a otros sectores, como los mineros de Huanuni. Esto permitiría avanzar en poner en pie un polo combativo y que defienda la independencia de clase en el movimiento obrero.
Al no tener esta política y concentrarse en que: “solo un documento de esta naturaleza podrá catapultar al proletariado minero como la vanguardia de la COB y garantizar una política independiente frente al gobierno y la derecha fascista.(...)”, parece que el POR sigue prisionero de su vieja adaptación a los dirigentes burocratizados, según la cual bastaba hacer aprobar un buen documento y presionar luego para obligar a la burocracia a cumplirlo. ¿Acaso ya hemos olvidado que el documento aprobado en el último congreso de la COB, la Tesis de Huanuni, tiene postulados similares a los propuestos? Esto no ha impedido que el actual Comité Ejecutivo conducido por Pedro Montes, coquetee por dos años consecutivos con el actual gobierno. Esto no significa que un documento correcto no sea importante, pero por sí solo es insuficiente.
Por otra parte, el POR hasta ahora se opuso a cualquier planteo en el sentido de construir un instrumento político de los trabajadores. Pero es imprescindible plantear tácticas concretas para ayudar a la clase obrera, que no tiene un partido propio reconocido como tal (salvo que el POR insista en la estéril autoproclamación como tal), a avanzar hacia la organización política como clase, superando así el estrecho sindicalismo en que Lechín y la izquierda tradicional educaron a la clase obrera durante medio siglo, para llevarla detrás de los diversos gobiernos nacionalistas.
Creemos que plantear la moción de impulsar un instrumento político de los trabajadores, basado en los sindicatos, que defienda la independencia de clase, con democracia obrera y libertad de tendencias para que los revolucionarios podamos convencer a la mayoría de que hace falta un programa obrero para tomar el poder y dar una salida de fondo a la crisis nacional, sería un gran paso adelante, y lejos de fortalecer a la burocracia, le arrancaría el monopolio de la intervención política, permitiría que la base intervenga, acercando a los trabajadores avanzados a la necesidad de construir un partido revolucionario.
Por Javo Ferreira