El decreto establecía que las instituciones de educación superior pasen a depender del Ministerio de Educación, medida con la cual el masismo pensaba alcanzar el control de la universidad y liquidar la autonomía. El mismo día en que se realizó la marcha, el gobierno y la torpe burocracia masista corrieron asustados a anular el decreto para evitar que se pusiera en marcha un enorme proceso de movilización y lucha estudiantil. Sin embargo y a pesar del anuncio de que el decreto había sido anulado, miles de estudiantes, además de docentes y administrativos, recorrieron las calles de la Paz, obligando a la las autoridades a mantaner la medida de marchar, pese a que estas intentaron levantarla arguyendo que el decreto ya estaba anulado. Esa acción demostró la disposición del movimiento estudiantil a defender la autonomía de las universidades contra la ingerencia gubernamental. La composición mayoritariamente joven de la marcha, y la energía y el entusiasmo demostrado por carreras como la de Economía, fueron señales de que algo está cambiando en el movimiento estudiantil, como lo reflejó también en los primeros meses del año la lucha de los estudiantes de Comunicación Social contra los docentes truchos, llegando a la toma del Monoblock de la UMSA .
También a mediados de año, se movilizaron miles de estudiantes de la UPEA (Universidad Pública de El Alto), que repudiaron en las puertas del CUB los intentos de la derecha (encabezada por Gonzalo Taboada y el Comité Ejecutivo de la Universidad Boliviana) de terminar con el voto universal en la UPEA, y para esto, amenazan con dejar a la UPEA fuera del sistema de universidades chantajeando a los estudiantes para que renuncien al voto universal a cambio de poder acceder a la titularización (los estudiantes de la UPEA en la actualidad se reciben pero no obtienen un título reconocido por el sistema de universidades). El debate que ha comenzado en los primeros años de varias carreras de la UMSA a favor del voto universal y por el aumento del presupuesto son síntomas del nuevo estado de ánimo entre los estudiantes jóvenes. Es que estos están naciendo a la vida política con un gobierno que les intenta quitar la autonomía, que destina un magro presupuesto al desarrollo educativo, que no se animó a tocar a las Universidades privadas en manos de los “empresarios de la educación”, que no se animó a cercenar el rol de la Iglesia en escuelas, es decir, un gobierno que en lo que se refiere a las políticas educativas, inclusive intenta aplicar políticas heredadas de sus precedentes como es la pretensión de municipalizar la educación media. El debate que atraviesa la vanguardia estudiantil, gira en torno a como terminar con las camarillas corruptas que gobiernan con el voto ponderado y utilizan la autonomía universitaria para garantizar sus prebendas. En este sentido es crucial alentar el frente único de los Centros de Estudiantes y Facultativos que no estén comprometidos con el régimen, agrupaciones estudiantiles y estudiantes independientes, para desarrollar todo tipo de iniciativas para enfrentar a las camarillas, empezando por organizar a cientos de estudiantes que se propongan conseguir el voto universal, medida elemental para combatir este régimen universitario anti estudiantil.
En la lucha contra el voto ponderado, por el aumento de presupuesto y contra las camarillas los estudiantes nos vamos a enfrentar al actual sistema de gobierno universitario donde las autoridades imponen sus planes apoyándose en los burocráticos mecanismos del HCU, que coopta al sector docente a través de las camarillas corrompidas, subordinando a la representación estudiantil y excluye a los trabajadores universitarios. Por eso, hay que impulsar la lucha en la perspectiva de imponer un Gobierno tripartito, con mayoría estudiantil, y participación de los trabajadores administrativos.
En el camino de enfrentar a la camarillas, creemos que otro punto de vital importancia es que los Centros de Estudiantes sean constituidos proporcionalmente según los votos obtenidos por cada fuerza, pues actualmente cuando una agrupación saca inclusive hasta un 40% de los votos pero no gana la elección, no obtiene ni siquiera una secretaria del centro, lo que constituye una clara proscripción de las minorías. La proporcionalidad en las carteras obtenidas según porcentaje en las elecciones a centro permitiría que las minorías controlen a quien dirige el centro, y de esta manera se pueda denunciar y actuar frente a cualquie maniobra burocrática o acto de corrupción de los dirigentes del centro.
Agrupación OCTUBRE