Estas candidaturas intentan hablar desde el “campo campesino y popular” y disputar un espacio al MAS, aunque con pocas posibilidades, pues ni hay rupturas políticas de masas con Evo, ni constituyen ninguna alternativa real al proyecto masista.
Alejo Véliz, con PULSO, se apoya en sectores agrarios del Valle, se alió con elementos de la derecha cochabambina y representa al ala derecha del movimiento campesino, habiendo buscado contacto en distintas ocasiones con la derecha cruceña y Reyes Villa. No tiene nada que ofrecer a los campesinos e indígenas pobres y aunque “se ponga poncho”, juega para la burguesía y la reacción.
Román Loayza, que había roto con el MAS declarando que Evo “constitucionalizaba el neoliberalismo”, terminó uniéndose a un empresario para prometer “apoyo a la producción nacional” con un programa burgués, Porfirio Quispe, empresario dirigente de CODEINA (Comité de defensa de la Industria Nacional) que luego rompió con él ante la perspectiva de sacar pocos votos. Su nuevo “vice” es nada menos que Guillermo Becar, un ex masista “clase mediero” expulsado hace un tiempo del partido de gobierno. Lo acompaña también Felipe “Mallku” Quispe (cuyos intentos de reflotar el MIP han fracasado) como candidato a diputado plurinominal por La Paz, presentando una confusa propuesta política que no va más allá de mezclar elementos de nacionalismo, populismo e indigenismo sin diferenciarse en nada sustancial del discurso oficialista.