El paro de cuatro días con bloqueo de los trabajadores y el pueblo alteño en enero, con la FEJUVE a la cabeza obligó al presidente Mesa a prometer la rescisión del contrato con Aguas del Illimani (AISA), filial de la transnacional francesa Lyonnaise des Eaux. Sin embargo luego de un mes de idas y vueltas tanto el presidente, el Superintendente de saneamiento básico, Erico Navarro y el Viceministro de servicios básicos, José Barragán como los alcaldes de El Alto y de La Paz , apoyan abiertamente a AISA con el argumento de que sin capital privado es imposible sostener una nueva empresa estatal como podría ser SAPAMA, y con la excusa de que si no se termina el contrato en los marcos que establecen las leyes internacionales, la trasnacional podría demandar al estado por cifras millonarias. Esto obligó al pueblo alteño a emprender una nueva lucha hasta lograr la expulsión definitiva de AISA.
Con el nuevo paro no se ha logrado el objetivo de expulsar a AISA y Carlos Mesa en su discurso chantajista del domingo 9 reafirmó contundente su defensa de la trasnacional. Además, calumnia a los dirigentes de la FEJUVE buscando dividir al pueblo alteño. No podemos permitirlo. Hay que profundizar la lucha hasta lograr la expulsión de la trasnacional francesa para poner este servicio básico a funcionar bajo el control de los trabajadores y los vecinos.
Debate sobre la gestión y el presupuesto
El paro de enero abrió una intensa discusión sobre el futuro de la empresa, tanto en lo que hace a su administración así como la participación en la misma o no de capital privado nacional o internacional. Desde los medios masivos de difusión los “analistas” del gobierno y de los empresarios comenzaron a decir que la empresa bajo la administración de los vecinos no resolvería ningún problema, que como en Cochabamba caerá bajo la corrupción y no podrá garantizar el abastecimiento, que no contará con recursos sin aporte privado, etc.
El argumento de que la nueva empresa carecería de presupuesto para las obras necesarias para que cada vecino tenga agua se ha convertido en el caballito de batalla del gobierno nacional y de los alcaldes, para justificar la participación de capitalistas nacionales o internacionales. “Pepelucho” ya propuso que AISA se quede con un 38% de participación en la nueva empresa.
Eso es mentira. La antigua SAMAPA prestaba en 1997 un buen servicio “en general” según el Banco Mundial, que condicionó la privatización para renegociar la deuda externa (Revista Juguete Rabioso N° 124). Desde ese momento los alteños sufrieron una suba en las tarifas de hasta el 60% antes de la privatización y luego del 35% a lo que debemos agregar que las tarifas fueron dolarizadas. Y en lo que hace a cubrir el servicio AISA solo lo hizo en el área atendida por SAMAPA. Pero en todo este tiempo la población de El Alto a crecido a un ritmo del 5,1% anual y se extendió a zonas a las cuales la empresa no llega con sus cañerías o lo hace en forma mas que precaria como son los distritos 5, 7, y 8 ( La Prensa 06/02/05) a los cuales se les exige cubrir los costos de instalación en materiales y mano de obra. Así cabe preguntarse donde fueron a parar los 68 millones de dólares que declara haber invertido AISA. Esta trasnacional que dice facturar 5 millones de bolivianos anuales, a demostrado como toda empresa capitalista que su único objetivo es la ganancia y que no puede garantizar un servicio serio y racional que cubra las necesidades de la población.
Los trabajadores y el pueblo alteño no debemos ceder al chantaje de que no hay presupuesto, el primer paso para empezar a conseguir el financiamiento para llevar agua a cada casa de El Alto es expulsar a Aguas del Illimani sin ninguna indemnización. El servicio de agua y muchas otras obras públicas postergadas pueden financiarse no pagando la usuraria deuda externa y nacionalizando los hidrocarburos.
Por una SAMAPA administrada y controlada por sus trabajadores y los vecinos.
La FEJUVE alteña que rechaza la participación del capital privado, asesorada por la Fundación Solon propuso conformar una “empresa social”, con un esquema similar al de SEMAPA (Cochabamba). En este esquema de la Asamblea dependerían el directorio, la comisión de control social, la gerencia operativa y las gerencias de área respectivamente ( La Prensa 23/01/05 Sup. Domingo N° 308 y Juguete Rabioso N° 124). No contempla participación de los trabajadores de Aguas del Illimani. Por el contrario la propuesta de FEJUVE y Solon incluye en la Asamblea a las intendencias y al gobierno nacional a través del Viceministerio de Servicios Básicos (entidad presidida por José Barragán quien declaro que “ La Paz y El Alto necesitan algo moderno... las entidades basadas en asambleas no han dado resultados no puedo hacer un experimento...”).
Si se diera esta empresa qué rol jugarían los trabajadores que todos los días con su sudor y en largas jornadas de trabajo garantizan el servicio? Son también los que conocen hasta el mas mínimo detalle de cómo hacer funcionar el sistema. Pero en esa propuesta estarían excluidos y condenados al silencio. Esto no puede justificarse porque el Sindicato salió a apoyar abiertamente a AISA con argumentos neoliberales. Los trabajadores de base estarían dispuestos a pelear junto a los vecinos contra la empresa sino hubiera sido por el rol traidor de los malos dirigentes.
Un directorio obrero y vecinal que reorganice la empresa para ponerla al servicio del pueblo mediante un presupuesto en base al no pago de la deuda externa y la nacionalización de los hidrocarburos es la única forma de garantizar un plan maestro para llevar agua a cada casa de El Alto y evitar que se transforme en un botín de cuoteo de alcaldes, ministros y personeros del Estado.