En los últimos días hemos leído en los periódicos y escuchado a los “operadores políticos” (léase sirvientes pagos al servicio de las petroleras), hablar del “anillo energético”. Según ellos se trataría de un sistema de distribución de hidrocarburos, que integraría a todos los países de América del Sur, menos Bolivia, que quedaría fuera del negocio del gas, ya que la demanda sería cubierta por Perú. Esta historia es una mentira, que tiene como objetivo asustar al pueblo boliviano y desviarlo de la lucha por la nacionalización.
El problema es en primer lugar técnico: las reservas gasíferas del Perú en Camisea son insuficientes para abastecer a Argentina, Brasil, Chile y Uruguay. Como bien aclaró el Ministro de Economía del Perú, Pedro Pablo Kuczynski, “el gas que se produce en el yacimiento de Camisea está contemplado para el mercado interno y el mexicano”... “la exportación (al MERCOSUR) no puede empezar porque no tenemos las reservas suficientes", al ser entrevistado por la emisora Radio Programas del Perú (RPP).
La realidad es que las transnacionales y los serviles gobiernos de los países de la región están asustados ante la lucha de los trabajadores y el pueblo boliviano en defensa del gas. La transnacional española Repsol aspira a quedarse con la parte del león en el gran mercado de los hidrocarburos en el Cono Sur, “integrando” sus inversiones en Argentina, Chile, Perú, Bolivia, etc. Impulsar el “anillo energético” le permitirá presionar y maniobrar hasta que pueda exportar el gas boliviano como quiere.
Respol y Petrobras están detrás de los acuerdos entre Toledo, Kirchner, Lula, Lagos y compañía. A esta unidad para saquear a nuestros países, opongámosle la unidad de la clase trabajadora y los pueblos de América del Sur en la lucha común contra el hambre, la miseria, el saqueo y la entrega al imperialismo.