PO:¿Cuál es su balance de las movilizaciones de mayo y junio en El Alto?
Hemos podido identificar dos elementos fundamentales: uno es el haber reconocido que para nacionalizar e industrializar los hidrocarburos es necesario expulsar a las transnacionales. Pero eso no lo va a hacer la burguesía nacional, no lo van a hacer los grupos de poder. También se reconoce que las luchas ya no deben ser lentas sino contundentes en el menor tiempo posible, porque tres semanas han sido bastante agotadoras para la población alteña. Por otro lado hay que unificar la lucha; me parece que uno de los elementos es la creación de la Asamblea Popular nacional y originaria, que se ha creado en su momento. Entonces estos son las experiencias que podemos sacar. Pero habría que comentar en relación a las Jornadas de Octubre en que situación nos encontrábamos: yo creo que el último movimiento entramos en una etapa superior. ¿Qué quiere decir eso? Que la población alteña, el pueblo boliviano, ha comprendido que para poder alimentarse y tener mejores condiciones de vida debe luchar. Evidentemente esto pasa por construir un órgano de poder, es decir no lo van a hacer los otros, la burguesía. Lo van a hacer ellos mismos, los trabajadores y el pueblo. Esa comprensión es superior a la que encontrábamos en Octubre de 2003. En ese año solamente la consigna era expulsar a Goñi y la consigna de nacionalización; no interesaba quien iba a ingresar en el poder y la experiencia nos ha mostrado que el pueblo alteño también recibió con brazos abiertos a Carlos Mesa.(...) Ahora ese elemento se ha superado, ahora dicen...”que ya no vengan mas otras personas que nos gobiernen, vamos hacerlo nosotros y vamos a construir nuestro órgano de poder”. En ese sentido la Asamblea Popular cobró un relieve muy importante en este último movimiento. Estos elementos también tienen que ligarse con la necesidad de la formación de un partido político, muchos presidentes de junta vecinal decían “¿Si Evo Morales tuvo su instrumento político por qué nosotros no?”.
PO: ¿Las Juntas Vecinales jugaron el papel de control territorial?
Yo creo que sí, empezaron ha tener ese control, un gobierno interno de tres semanas. Sin embargo hay algunas diferencias. Las jornadas de octubre estábamos en guerra, era similar a una guerra porque había muertos, había intentos de ingresar a los locales de las juntas, en ese sentido la población ha respondido como en guerra también, destruyendo muchas cosas, ha colocado barricadas, la población ha estado movilizada en la noche. En cambio en la actualidad si bien se ha controlado, ha tenido una cierta, digamos, pasividad en términos de enfrentamiento, de confrontación con la policía. Pero sin embargo el espíritu era el mismo, incluso hasta más avanzado políticamente como decía. Evidentemente eso se explica porque el gobierno de Carlos Mesa decidió entregar el mando. (...)
Se podría decir que el movimiento alteño ha polarizado a la población boliviana en torno a dos ideas: la nacionalización e industrialización de los hidrocarburos. Por otro lado se ha mediatizado este movimiento porque no tenía otra alternativa que el cambio de gobierno. Evidentemente la presión de la población era muy fuerte para la renuncia de Vaca Díaz y Cossio, pero llegó hasta ahí...
PO: ¿Cuál ha sido la percepción en las Juntas Vecinales sobre la Asamblea Popular?
Existía una reivindicación social para poder solventar las necesidades, que se cree este instrumento, la Asamblea Popular. Sin embargo, luego fue muy “elitista”, tuvo ese defecto. Se tenía que haber incorporado a muchos presidentes de las diferentes juntas vecinales, cosa que sea un órgano de poder ligado a las bases. El otro elemento a recordar, es que la Asamblea Popular propone comités de abastecimiento, pero en ese sentido debemos recordar que Papelucho y el presidente salieron juntos en una conferencia de prensa, el Alcalde de El Alto pidió “abastecimiento por solidaridad”. La población y los presidentes de junta empezaron a identificar la posición de “Pepelucho” y hubo confusión y rechazo. Entonces en este momento habría que trabajar para que no ocurra aquello, para que una Asamblea Popular tenga fuerte base social.
La Asamblea Popular es un instrumento, sin embargo ha tenido debilidades, en ciudades como Cochabamba, Santa Cruz, no se ha desarrollado. Si es un instrumento de poder alternativo de los artesanos, campesinos, trabajadores, comerciantes, etc., entonces tendría que empezar a ser eso, alternativa de gobierno.
Se tendrían que rearticular estos elementos porque la lucha todavía no ha terminado, en realidad no hemos conseguido nuestros objetivos. El otro punto que hay que tocar sería básicamente, al ser alternativa de gobierno, tiene que discutir el problema de gobierno y una serie de elementos: qué le ofrece al campesino, qué le ofrece a los trabajadores. En ese sentido yo creo que tiene que empezarse a discutir sobre un programa político de aquí para adelante. (...) Esta Asamblea tiene que seguir fortaleciéndose, con las instituciones que le dieron vida por un lado y por el otro lado, hay que complementar con la participación de otros sectores. (...) Yo creo que eso es también es una experiencia aprendida, lecciones aprendidas para no tropezarnos nuevamente, porque el movimiento debe resurgir.